“Me encanta estar de vacaciones con toda mi familia. Alternamos el tiempo entre dos mares y dos casas y ahí me desquito de los hoteles de los viajes y del estrés de los negocios. Tengo una mujer maravillosa que sabe organizarlo todo de una manera perfecta; siempre hay gazpacho en la nevera (cocina como los ángeles) y el jardín está cuidado y la piscina limpia.
Solemos coincidir con otros matrimonios amigos y salgo a navegar con ellos por las mañanas –mi mujer se marea en barco-, luego las comidas con largas sobremesas y la siesta a la sombra del emparrado. Unos cuantos hoyos al caer la tarde o un paseo a caballo con algunos amigos –a mi mujer no le gusta hacer ejercicio-y luego las cenas tranquilas en el porche o el fin de semana con invitados.
Los hijos –que siempre se traen a algún amigo- entran y salen y me hace feliz compartir con ellos un rato todos los días, la convivencia y la comunicación entre padres e hijos es importantísima para irles formando para el futuro, sé que vuelven de fiesta al amanecer, pero ¿quién no ha sido joven…? Además, son varones, no hay peligro…
Estas son mis vacaciones perfectas, las que llevo haciendo desde hace veinticinco años con mi mujer y, luego, con mis hijos. No deseo nada más que esa sencilla rutina de tranquilidad y dolce far niente. Tampoco pido mucho ¿no?.”
En fin.
LaAlquimista
Nota bene.- (5 y 6) de la mano de (1 y 2). La pescadilla se muerde la cola.