El silencio, un amigo que me abandona | A partir de los 50 >

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Cecilia Casado

A partir de los 50

El silencio, un amigo que me abandona

 

 

A veces pienso que vivimos tan inmersos en el ruido que ya lo hemos incorporado a nuestro ser como si fuera una función biológica más, algo tan natural como respirar o tener voz para hablar y corazón para bombear sangre.

Nunca se escucha tanto el ruido como cuando cesa…hay un momento, un segundo aterrador que golpea los tímpanos justo en ese “alba” que hace frontera entre las agresiones acústicas y el paraíso del silencio.

Nos hemos acostumbrado a que nuestro sueño tenga una B.S.O. (Banda sonora original) según el barrio en el que vivimos; los camiones de la basura, la sirena de la fábrica, la bulla de los centros de diversión nocturna y los noctámbulos, el vecino que madruga muchísimo y hace retumbar la casa entera como queriéndonos fastidiar con su fastidio por tener él que levantarse y los demás poder seguir en la cama un par de horas más. El fragor del tráfico, los acelerones de algunas motos, los bocinazos de los impacientes, las sirenas estridentes que nos recuerdan que somos humanos frágiles y expuestos: ambulancias, bomberos, policía.

Los ruidos domésticos sin consideración a los propios tímpanos: la televisión estridente, electrodomésticos de impacto… y los gritos, las peleas, las discusiones, los bebés que lloran, los niños que berrean, los adolescentes que chillan, los adultos que pierden los papeles…

La invasión que supone el teléfono, sonando varias veces al día, agrediendo al ser pacífico que todos llevamos dentro, con sus propuestas de más megas o menos pegas. Aunque ahora la tecnología se ha dado cuenta de que hay que silenciar la palabra y ya no se escucha en el autobús a la gente que comunica a través del móvil la posición del mismo y el tiempo que tardará en llegar a casa sino que envía un silencioso mensaje a través del teclado del aparatito…¡Gracias whatsapp!

Hablamos cada vez menos con quien tenemos al lado y sin embargo seguimos haciendo ruido para nosotros mismos. La música estridente conectada directamente al oído interno mediante pinganillos para acompañar –y destrozar- un paseo bucólico, una caminata por un parque, la locura de salir a correr y machacar los latidos del corazón con una música que no podemos sentir, ni acaso escuchar tan siquiera…

¿Qué le hemos hecho al silencio que ya no habita entre nosotros?

Por eso, algunos días ni siquiera quiero hablar con nadie… para escuchar mi silencio interior que tiene tantas cosas que decirme.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 Amanda Arruti. Serie “Fragile”

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


diciembre 2013
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