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Cecilia Casado

A partir de los 50

Lo siento, no se acepta basura

 

Lo dice el Dalai Lama: “Deja ir a personas que sólo llegan para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un cubo para echar su basura, procura que no sea en tu mente”.

Ni en tu corazón, añadiría yo…

¿Quién no tiene –o ha tenido- en su órbita cercana (familiar, laboral, amistosa, vecinal) a una persona que SIEMPRE lo ve todo negativo y no para de quejarse? Son personas que encaran la existencia desde la rive gauche de este “valle de lágrimas”, asumiendo un rol completo de dramatismo vital, un protagonismo absurdo de cuanta desgracia, disfunción, pena, tragedia y ausencia de luz hay en esta vida.

Son esas personas que parece que lo único que saben hacer es quejarse de lo mal que va todo: el país, la política, el trabajo. Son personas que “siempre” tienen problemas, bien sean familiares, económicos o de relación con sus compañeros de trabajo. Cuentan “culebrones” relacionales, hablan pestes de los demás, critican y juzgan sin piedad, dueños absolutos del cotilleo e incluso la maledicencia.

Les encanta hablar de como “todo el mundo sabe” que la mujer de fulanito anda tonteando con otro; se les llena la boca de salivilla al pormenorizar la cantidad de dinero que menganito debe al banco y disfrutan poniendo de hoja de perejil a la vecina que se ha separado…¡seguro que ya tiene otro!

No suelen tener demasiada vida propia porque no tienen tiempo, ocupados como están en meterse en la vida de los demás aunque sea desde lejos, porque lo que se dice dar la cara no la dan jamás, parapetados tras el burladero de sus burlas inventadas.

Y cuesta reconocerlos porque casi siempre vienen maquillados con la sonrisa de la amistad, ofreciendo algún favor, algún pequeño detalle para romper el hielo que hace que la persona confiada haga lo que se espera de ella que es precisamente eso: confiar.

Luego pasa lo que pasa, que nos vamos dando cuenta poco a poco que, si hablan mal de los demás cuando están con nosotros… ¡qué no dirán cuando nos den la espalda! Pero lo más gracioso de todos es que son capaces de juzgar la vida de personas que les son completamente desconocidas, ya que como salen en la tele o en los papeles, se han sentido con el derecho a opinar y…a crucificar.

Son esos que se ríen de las personas que salen en la tele contando sus cuitas, son esos que hacen escarnio de quienes venden su intimidad, son los que salpican de insultos a quienes…¡puede que sean como ellos!

Cada vez que he hablado mal de alguien se me ha producido un chirrido interno que me ha sobresaltado de vergüenza propia. Y está bien que así ocurra, porque es la única manera de comprender que todo aquello que estoy criticando ahora yo misma he podido hacerlo alguna vez y es por ello que tanto me sigue molestando, por puro reflejo de mi interior.

Está mucho mejor lo que propugna el Dalai Lama, eso de “dejar ir” a quien no acude a nosotros más que para depositar su basura… dejar ir a esas personas, no retenerlas creyendo que las necesitamos para nada, permitir que sigan su camino lejos de nosotros, con su basura a cuestas…porque bastante tenemos ya con la nuestra propia. Que ésa es otra…

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

Apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


diciembre 2013
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