¡Qué harta estoy, pero qué harta de tener que seguir, año tras año, ensalzando una efeméride que no debería existir!

¡Qué cansancio pasar de la infancia en la inopia a una juventud vulnerada y reivindicativa hacia la madurez luchadora y de ésta al camino sin retorno donde convergen todas las decepciones!

Recuerdo con horror aquellos años en los que la mujer, por el hecho de ser mujer no tenía más “privilegios” que pasar la primera por el vano de una puerta; aquellos años del siglo pasado en los que todos los permisos dependían de la voluntad de un varón, (padre, marido o jefe), y donde la condescendencia era moneda habitual para no tratarnos en igualdad de condiciones.

Recuerdo cada 8 de Marzo que quedan todavía injusticias por desvelar, derechos conculcados, triquiñuelas legales para pagar salarios menores, chantajes sibilinos, amenazas subliminales…

¡Cuánto hartazgo y cansancio acumulado en sesenta años de vida en una lucha por conseguir los mismos derechos, iguales prerrogativas, la misma libertad!

Un pasito pa’lante y dos pasitos para atrás… al ritmo pegajoso de la música de los que mueven los hilos. Que intenten ahora cerrar las puertas que con arietes de constancia y paciencia se han conseguido abrir, tirar por tierra el derecho de poder decidir sobre el propio cuerpo una misma, como mujer, y no obedeciendo órdenes, me produce una rabia ante la que no puedo quedarme indiferente.

¿Alguna vez se sabrá, alguna vez se dirá que, tantas y tantas I.V.E.(*) se llevan a cabo por deseo expreso del hombre, cuando es él precisamente, quien no desea que un nuevo ser vea este mundo?

¿Nos han preguntado a las mujeres por qué actuamos como actuamos? ¿Cuáles son los verdaderos motivos de una decisión traumatizante donde las haya?

La hipocresía generalizada les lleva a callar, a ellos, a los hombres que se niegan a usar preservativos y luego dicen eso de: “¡a saber quién es el padre!”. ¡Cuántas I.V.E. se llevan a cabo en este país porque es precisamente el hombre el que no quiere asumir su responsabilidad y  suelta eso de: “¡deshazte de él, yo no quiero saber nada!”

Las mujeres como víctimas, las mujeres como verdugos, las mujeres en la picota, puestas ahí por los hombres, los que nos dejan preñadas, violadas, utilizadas o simplemente abandonadas. ¡Cuántos hijos no deseados, cuánta semilla para el infortunio!

¿Qué Ley es esta que quiere ilegalizar la I.V.E. aun a sabiendas de que se seguirá practicando clandestinamente –como lo fue durante tantos años-, de que los pasajes a clínicas europeas subirán de precio mientras nuestras hijas, hermanas, amigas, compañeras harán como que se van a pasar un fin de semana al extranjero?

He dejado atrás mi fertilidad. Pero no la fuerza que me impele a luchar por mi dignidad, por mis derechos, por la libertad de tomar mis propias decisiones y no permitir que nadie decida por mí lo que quiero que sea mi vida y mi camino.

¡Estoy harta de tener que seguir gritando en voz alta el día 8 de Marzo de cada año y en voz queda el resto del calendario!

Y para que no se vuelva a repetir, para que no nos vuelvan a amordazar y a convencer de que somos inferiores, tontas o inútiles… queda por hacer todavía la lucha personal e intransferible, ante la familia, los amigos, los colegas y los vecinos; que se sepa que la voz no está callada ni dormida.

¡Puños fuera!

LaAlquimista

(I.V.E. Interrupción Voluntaria del Embarazo)

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