Cada vez que salgo de casa con la mochila a cuestas me da placer escribir un pequeño “Carnet de Voyage” del lugar al que me llevan mis pasos. Incluyo fotos, cuento anecdotas y añado siempre alguna pequeña reflexion de las mias. (Hago un inciso para aclarar que este teclado desde el que me conecto, a miles de kilometros de casa, tiene la opcion del acento estropeada. Asi que, ahi va, yo que soy tan purista de la ortografia, comiendome por obligacion tildes y acentos). Mas no creo que importe demasiado las formas en estos momentos porque lo que quiero transmitir va un pasito mas alla…
Hay dos viajes en mi corazon: uno el que marca billetes de avion y reservas de hoteles y otro el que siento y me callo, el que no aparece en ninguna fotografia porque no puede aparecer, porque yo no quiero que aparezca, lo considero casi intimo, egoistamente intimo quiero guardarlo, quizas compartirlo en algun momento cara a cara con mi gente, con la gente que me pueda comprender, con quien en algun momento haya podido sentir la energia de esta tierra ancestral, toda ella patrimonio de la Humanidad, toda ella impregnada de una fuerza que traspasa la arena del desierto en Nazca regalandonos el tiempo infinito de las Lineas de Nazca, vivas todavia. Una tierra que derrama sus dones en la selva, la costa, la sierra a sus habitantes expoliados, obligados a trabajar para quien tuvo mas fuerza, mas armas, mas razones de sangre. Subir dunas al anochecer, bajo la luna llena que eclipsaba cualquier emocion que no fuera la mera conexion con la energia inmensa que bajaba del cielo, la misma Luna de Euskalherria con siete horas de diferencia.
Una tierra de mares bravos y aguas calmadas, de piedras con mensajes ya descifrados como las famosas de Ica o mensajes por descifrar como el Candelabro de Paracas. El agua y el fuego, la tierra y la montaña, los valles y rios, Urubamba hijo del Amazonas, las verdes montañas iguales a las de mi tierra, aqui en Ollantaytambo y Aguascalientes, tambien llamado Machu Picchu.
Hoy es viernes santo y llevo una semana aprehendiendo en mi corazon mil sensaciones mucho mas validas para mi que todas las memorias de moviles, camaras y tabletas. Mis ojos y mi corazon.
La habitacion da al rio y toda la noche dormire acunada por su musica. Mañana, mucho antes de que amanezca, -cuando ya sea la hora del aperitivo en Euskadi- subire a la montaña sagrada para fundir mi pobre energia con la inmensa y magica fuerza del Sol al amanecer.
Mi pequeña y humilde ceremonia magica ira dedicada a todos: sin exclusion alguna. Porque el amor es el mismo aqui que alla, en Peru o en mi tierra lejana ahora.
No hay fotos personales, pero si un abrazo de mucho amor.
LaAlquimista