Seguramente esta pregunta es más retórica que otra cosa en una sociedad en la que la preocupación principal consiste en no perder el empleo –si se tiene- o en encontrar uno al precio que sea. Sin embargo, el sexo es el segundo motor que mueve los engranajes de un mundo que corre alocado hacia un no tan lejano abismo. El sexo y el poder; el poder y el dinero. Un triunvirato que no se desliga de sí mismo desde que se empezaron a escribir libros y a contar historias.
Motivo por antonomasia para perpetrar crímenes, el sexo. O todo lo relacionado con él: amor frustrado, celos, envidia, abandono, infidelidad y engaño. El sexo como incentivo morboso para el marketing: prensa estúpida y vomitiva contando con quien se acuestan las “celebrities”; sexo que se vende y se compra como sostén publicitario; anuncios de sexo mercenario por doquier; utilización subliminal de imágenes impactantes que el ojo no ve pero que el cerebro detecta. Sexo prohibido para que sea más atrayente.
Y, sin embargo, existen todavía un par de generaciones –o tres- que seguimos relacionando íntimamente la práctica del sexo con el sentimiento amoroso; un lavado de cerebro realizado a conciencia por educadores familiares, religiosos, políticos, poderes privados y públicos que metieron en la cabeza de la gente dos extremos enlazados: por un lado lo pecaminoso de lo placentero y por el otro lado lo sublime de lo amoroso.
Ahí estamos casi todos, arrastrando cadenas herrumbrosas –pero no por ello menos pesadas- que recuerdan al desmemoriado varios conceptos universales.
1.- Que sólo te acostarás con el hombre al que ames (si eres mujer)
2.- Que la variación sexual te desvaloriza como persona (si eres mujer)
3.- Que a partir de cierta edad –la menopausia- desaparece la libido (si eres mujer)
Por el contrario, si eres hombre, hay enunciados diferentes.
1.- Que podrás acostarte con cualquier mujer que te guste.
2.- Que cuanta más experiencia sexual tengas más hombre serás.
3.- Que la potencia sexual te acompañará hasta la muerte, aunque sea con píldoras de color azul.
Concluyendo –medio en serio medio en bromas- que ya casi nos hemos creído que el sexo es algo que tan sólo tiene razón de ser cuando se es joven, o cuando se es viejo pero rico o vieja pero viciosa.
Al final me paso las estadísticas y los estudios de los “expertos” por el forro y me dedico únicamente a lo que me compete que es reflexionar sobre el hecho de que mis amigas solteras tienen más relaciones sexuales que mis amigas casadas y que mis amigos casados “pasan más hambre” que mis amigos que no viven en pareja. Generalidades tontas, generalidades reales…
Así que… ¿Ya no domina el sexo nuestras vidas…?
En fin.
LaAlquimista
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