La verdad es que llevamos una racha de profundidades existencialistas -y de las otras- que, a mí por lo menos, me está pidiendo el espíritu una de fresas con nata. Todos sabemos que la vida es muy dura y que si este no es un valle de lágrimas sí que lo es de sollozos reprimidos, así que vamos a regalarnos –por el mismo precio- algo dulce. Un respiro en el fondo y en la forma.
Ya que se acerca el fin de semana -¡otra vez!- y el blog no se mueve demasiado por aquello de que cada cual va a su bola –y los de DV también tienen derecho a la vida, pobrecillos-, se me ocurre que podríamos dedicar el espacio de los comentarios para hacer deberes voluntarios. Como las redacciones del cole, pero sin poner nota, dejando el espacio abierto para que quien lo desee lo llene con sus palabras.
¿El tema? No es fácil elegir un tema al que no le vayamos, en menos de cinco minutos, a sacar punta. Temas ligeros a nuestra edad ya no quedan, pero algunos pueden ser menos espinosos que otros, y como el calendario está a punto de cubrirse de nieve lo más sencillo es hablar de la Navidad, contando las mejores y más bonitas vivencias que nos hayan proporcionado la celebración de estas fechas.
Yo también añadiré mi aportación para intercambiar opiniones. Se admiten cuentos reales o inventados, recuerdos alegres o tristes, historias al amor de la lumbre, ilusiones infantiles y de todos los colores.
A ver qué sale; seguro que pasamos un fin de semana bonito.
Ya estáis tardando…
LaAlquimista