(Para leer escuchando “In other words” (Fly me to the Moon) de Tony Bennet.
https://www.youtube.com/watch?v=kIrcxGdyUdk
Va a hacer tres años que no voy a Paris. Soy muy consciente de ello leyendo a Fred Vargas que sitúa a sus personajes almorzando en el Café des Philosophes de Bastilla que tanto me gustaba frecuentar o cuando veo a mis amigos parisinos en Facebook subir fotos de los rincones que paseamos juntos alguna vez.
Paris fue un sueño a mi alcance, destino predilecto entre todas las ciudades europeas, una ciudad “a tiro de piedra” –o de TGV- donde fui buscando paz y la hallé, donde me perdí cuando necesitaba perderme y donde todavía guardo a mis viejos amigos parisinos con sus costumbres tan francesas, tan envidiables.
He conocido tan bien Paris, lo he pateado tanto, en soledad o en compañía de otros, que llegué a sentirme “como en casa”, feliz de formar parte de una muchedumbre anónima pero a la vez sintiéndome significada por la buena suerte de poder compartir lugares, historia, arte, sentimientos…
En Paris fue donde empecé a escribir mis “Carnet de Voyage” y ha sido ahora, ordenando archivos en el pc cuando se me han venido al corazón las fotografías de tantos encuentros y reencuentros, descubrimientos, risas, soledades, paseos bajo la luna, bajo la lluvia, bajo el amor… Porque viví el París enamorado con mi pareja y lo corté con un cuchillo cuando sufrí el abandono, y también lo tuve con mis hijas, y con amigas y amigos y hasta fui capaz de abrazarlo con la soledad de la viajera ensimismada.
Ahora va a hacer tres años que no viajo a Paris a pesar de las ganas que me acucian y me alborotan sin tino cuando lo veo en películas, reportajes, en la prensa… Me he preguntado los motivos y he obtenido la respuesta: por pura nostalgia.
Y es que no hay esquina que no me vaya a remover recuerdos bonitos, sé que si paseo por l’Île de la Cité o me detengo a descansar en los jardines de Luxemburg o me pierdo por el canal Saint Martin o camine desde el Campo de Marte hasta que mis pies revienten de cansancio y mi corazón de alegría, me va a caer encima la nostalgia del tiempo pasado, de forma hermosa e inevitable y aflorarán los besos y las lágrimas, el recuerdo de tanto tiempo feliz compartido con personas felices en una época en la que no nos permitíamos el error de dejar de serlo…
Mi último recuerdo estrella de Paris ocurrió en el metro, cuando un acordeonista se coló en el vagón y al más puro estilo parisino acometió el “Fly me to the Moon” de Tony Bennet. No sé qué me pasó pero me puse en pie y tomando la mano de mi pareja bailamos la pieza en mitad del vagón volando –efectivamente- hasta la Luna. “En otras palabras”, no sé si sería capaz de recorrer los sitios donde fui feliz, no una, sino tantas veces…
En fin.
¿Quieres compartir alguna pequeña nostalgia?
LaAlquimista
*”Al lugar donde fuiste feliz no debieras tratar de volver.”
J.Sabina
Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com
Fotografías: Cecilia Casado.