Envejecer a trancas y barrancas | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Envejecer a trancas y barrancas

envejecer

 

Son las nueve de la mañana y escribo a la fresca del ventanal abierto. Es la mejor hora para mis actividades escribidoras; estoy despejada, tranquila y no hay asomo de estrés o cansancio en mi cuerpo ni en mi ánimo.

Llega de alguna parte un olor como a algo asado, quizás pimientos; no es desagradable, pero me hace pensar en la persona –seguramente mujer- que acomete ese trabajo tan de buena mañana. Otros días me llega el rico olor al rico café del vecino, pero hoy son los pimientos. Escribo un borrador del próximo post pero el olor me distrae. ¡Mucho rato ya, casi una hora…!

De repente la adrenalina me electriza; me levanto como una loca y corro a la cocina: ¡soy yo, he sido yo, “la de los pimientos”!.

Porque a eso de las ocho he puesto a hervir mi cocimiento de jengibre y limón, una bebida sana y depurativa que tomo en ayunas cada día y que hoy ha seguido borboteando hasta consumirse, pegarse al fondo del cazo y expandir por toda la casa ese olor a chamusquina vegetal que tan bien he detectado, pero tan mal identificado.

Otras veces –precavida- cuando dejo algo al fuego porque necesita su tiempo, me pongo la alarma del reloj con el lapso necesario para no olvidarme y retirarlo. Menos mal que el “fuego” es eléctrico, porque si no ya me habría quedado adormilada entre las emanaciones de gas y el aroma…

Envejezco ya. El proceso ha comenzado a coger velocidad. No hay vuelta de hoja. Diga lo que diga el DNI –que indica que teóricamente todavía soy una adulta mayor y no una anciana- van recortándose mis facultades. La memoria y la atención en lo que estoy haciendo, las primeras. ¿Tendré que empezar a hacer sudokus o a tomar concentrados vitamínicos?

Ya hace varios meses me dejé las llaves puestas por dentro de la puerta de seguridad y tuvo que venir un cerrajero y tirarse tres horas trajinando en la cerradura para poder volver a entrar. Pensé que eso le podía pasar a cualquiera…pero era la primera vez en mi vida que me ocurría a mí. (Desde entonces cierro con llave y las dejo en la mesa de la entrada, además de tener un post it pegado a la puerta donde pone: L L A V E S)

Ahora mismo como que no me apetece aplicarme ninguna filosofía de tres al cuarto de esas de “comenzamos a morir en cuanto nacemos” y cosas así. Ahora lo que necesito es gestionar esta rabia lícita y auténtica que me invade por la constatación de una realidad poco amable. Fíjate que conduzco por la carretera nacional seis horas seguidas cuando me desplazo a “mi otro mar” porque me espolea la tensión de controlar el vehículo: adelantar calculando, acelerar, reducir, frenar, el ejercicio constante de la atención… ¡mucho mejor que hacer crucigramas!

Pero tengo que ir sumando dos y dos. Cada vez me apetece menos salir a cenar y he traspasado la vida social gastronómica al mediodía. Si alguien me dice de hacer un plan en el que va implícito madrugar tuerzo el gesto; estoy a gusto en la cama por las mañanas, sin prisas, al revés de como me ví obligada a hacer durante toda mi vida laboral.

La prueba del algodón la tengo en el cuarto de baño: cambié bañera por ducha porque ya me había resbalado un par de veces y a punto estuve de romperme la crisma.

Envejezco. Ya. Mierda. Tendré que hacerme a la idea…antes de que sea demasiado tarde y prenda fuego a la casa en un descuido.

Así que decido irme a la pelu a que me mimen la melena; me llevo a Elur a desayunar una buena tostada con aceite en el bar de abajo que tiene terracita con toldo. Voy a llamar a un amigo para tomar el vermú y contarle mis cuitas, a ver si me comprende o por lo menos me dice que estoy más guapa y más joven que nunca.

Y creo que no voy a probar los pimientos asados en una buena temporada. Si es que…

Felices los felices.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

 

 

 

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


julio 2018
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031