Mi hija Amanda me regaló flores y quería disfrutarlas tanto que llevaba el jarrón por toda la casa , acompañándome un rato en la cocina, otro rato en el salón… Finalmente acabé llevándolas al dormitorio; eran liliums y olían muy bien. Esas tonterías que hacemos las personas que amamos para sentirnos más cercanas a quien ya se ha marchado en un avión aunque se haya dejado su olor y el rastro en nuestro corazón.
Salí al teatro con una amiga y luego nos fuimos a cenar; más tarde un par de copas y un paseo de madrugada con la fresca hasta volver a casa ya muy tarde y sentir la ausencia y el silencio y no encontrar más que el aroma de las flores en el escritorio junto al ordenador que tantas veces me ha salvado de la soledad ..
Son esas pequeñas anécdotas que ocurren de madrugada cuando la conciencia está un poco perjudicada por la tristeza y los ramalazos de soledad . Y das un manotazo sin darte cuenta y derribas el jarrón con las flores y todo lo que hay encima del ordenador en un charco de palabras y pétalos rotos .
A las terminaciones eléctricas no les gusta el agua ni siquiera aunque huela a flores; no tienen sensibilidad a flor de piel y todo se colapsa .
!Cómo voy a echar en falta a un aparato electrónico tanto como a una persona ! !Acaso voy a sentirme más sola ahora que no puedo contactar con el mundo ni expresar mis ideas ni compartir mis alegrías y las pocas tristezas que todavía me habitan …!
Tendré que echar mano de mi coherencia y decir una vez más que los problemas que se solucionan con dinero no son problemas …
Y llevar el aparato a la clínica de aparatos electrónicos y ver si se pueden salvar algunas fotos, algunas cartas, algunos recuerdos y si no empezar de cero otra vez, una vez más …
Ahora me queda el recurso del miniordenador que habita dentro de mi teléfono móvil; me gusta escribir usando los dedos acariciando el teclado aporreándolo incluso, pero ahora estoy dictando mis palabras y es un traductor el que las interpreta. Le echaré la culpa a él si falta una coma o un acento …
Ayer quise ver una película en DVD y activé el aparato de vídeo que también estaba criando telarañas por culpa de las series a las que me he aficionado en las noches que no tengo compañía que son casi todas ; Y en mitad de la película italiana familiar irónica y divertida “el nombre del bambino” que estaba viendo el aparato de vídeo hizo plof sin necesidad de que yo le hubiera echado medio litro de agua encima y también decidió morirse …
No sé si es una señal del universo o una nefasta coincidencia de energías negativas; Por las dudas no voy a coger el coche; por si acaso no voy a encender el horno ni poner la lavadora. Hay alguna energía que anda revuelta dentro de mí. A ver qué pasa,
Felices los felices.
Por si alguien desea contactar:
a partir de los 50@gmail.com