Mi carácter es eminentemente apasionado y no hay vuelta de hoja. Apasionado por definición de manual de psicología:
“Posee una gran memoria e imaginación. Tiene una gran capacidad de trabajo. Vive siempre ocupado. Tiene afición al estudio y le gusta todo tipo de tareas. Prefiere trabajar solo. Estudia de forma ordenada y metódica. Se destaca en lectura, historia, redacción y matemáticas. Le interesa lo social, lo religioso y político.”
Pero también apasionado viene de “pasión”, y pasión es padecer, pasión es anhelar algo vehementemente, tenerlo y perderlo o dejar que se pierda solo… y para remate, soy Virgo, la conjunción idónea para ir dándose de cabezazos por la vida.
Cuando me paso siete pueblos me quedo tan descompuesta por dentro que no sé dónde meterme; tengo que pedir perdón sin remisión, porque si no me perdonan desde fuera soy incapaz de perdonarme a mí misma. Y ocurre que, siendo lo habitual que los dislates sean poco tolerados en esta sociedad, tengo la inmensa suerte de toparme con personas capaces de exculparme a pesar de que les he hecho daño, a pesar de que se me ha ido la mano con mi carácter “apasionado”.
La última que he liado ha sido gorda –y no la puedo contar aquí; pero cuando después de varias semanas de no-reflexión, es decir, de dejarme fluir, escuchar a mi corazón y permitir que la emoción hable con su lenguaje certero, he vuelto a la puerta que cerré, llamado tímidamente y, al ser invitada a entrar, he sido capaz de reconocer que me había equivocado, lo que más me ha descolocado ha sido encontrar el perdón ofrecido antes de solicitado.
Gracias al ser humano que me permite aprender de mis errores aun permitiéndome cometerlos… esa es la mejor y más grande lección. Aunque seguramente la volveré a olvidar y a hacer gala de mi carácter apasionado…
En fin.
LaAlquimista