La verdad es que iba a comenzar este post diciendo algo así como “a mí también me han dicho de todo alguna vez” pero no sería correcto, porque una cosa es lo que una escucha y otra cosa es lo que puedan decir por ahí. Y es que quería solidarizarme de alguna manera con la mujer de Murcia que ha denunciado a su marido por reiteradas amenazas y maltrato –apoyada por su propio hijo- a la que un juez le ha explicado que no tiene porqué ser tan tiquismiquis ni sentirse ofendida, faltaría más.
“Una sentencia de la Audiencia Provincial de Murcia considera que llamar “zorra” a la esposa no constituye “menosprecio o insulto” si se utiliza como “descripción de un animal astuto”, y revoca la condena a un hombre por un delito de amenazas.”
Si es que andamos un poco revueltas las mujeres últimamente, vamos, que no aguantamos ya ni una –no como antes, que había auténtica vocación de esposa/sufridora- y en cuanto nos aplican el diccionario nos mosqueamos y montamos un numerito con abogados y todo.
Yo le agradezco personalmente a este juez purista del lenguaje que lo haya dejado bien claro, así nadie me puede meter un puro por decir que doña Merkel es una zorra como lo fue la Tatcher en su día y tantas otras del panorama patrio a las que ni me apetece nombrar. Servidora creía que la acepción de zorra = prostituta venía en el DRAE –de donde hay que surtirse, señor juez, para que el Marqués de Villena no se revuelva en su tumba-, y siempre lo hemos entendido así, que era un insulto como la copa de un pino, pero si ahora resulta que ya no lo es pues bueno sea y aquí paz y después gloria y oreja y rabo para el magistrado que lo ha dejado claro.
Pertenezco a una generación en la que a un insulto de tal calibre se correspondía “por derecho” con una bofetada en toda la cara, pero me temo que los tiempos están cambiando y lo de “manos blancas no ofenden” ya no es lo que era. Vamos, no se me malinterprete, que yo la bofetada se la daba al juez, faltaría más.
En fin.
http://www.youtube.com/watch?v=Oe1DC8CmihM
“La maté porque era mía” Platero y Tú.
LaAlquimista