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Cecilia Casado

A partir de los 50

“Haz lo que yo digo y no lo que yo hago”

Esta es una de las pocas frases en primera persona que se suele decir por la espalda, como un reproche inmenso a la hipocresía, la mentira y la desfachatez. Hemos crecido rodeados de maestros que enviaban mensajes contradictorios, hábiles prestidigitadores de la moral y la conveniencia, -la suya, por supuesto-, nos hemos desarrollado aceptando como “normal” la contradicción en lo ético y seguimos buceando en las aguas profundas –y oscuras- de lo políticamente correcto.

Empezando por los padres que intentan enseñar a sus hijos –los pilares del futuro- a que sean responsables, que estudien o trabajen, que sienten la cabeza o que la levanten, que hagan algo de provecho y que no se queden en la cama los domingos hasta las dos de la tarde y ellos mismos son el ejemplo real del fracaso a que sus propios hijos están abocados. Es decir; esfuérzate mucho y llegarás a ser tan infeliz como yo. O como decía el gran Marx (Groucho): “La humanidad, partiendo de la nada y con su sólo esfuerzo, ha llegado a alcanzar las más altas cotas de miseria.”


Continuando por esos “primus inter pares” que saben más porque teorizan desde alguna tribuna o yerguen el cuello un par de centímetros más que el resto porque son “amigos de” o “conocen a”; esos pilares del pequeño mundo alrededor del que gira todo hijo de vecino y que han hecho su pequeña fortuna escaqueando impuestos -porque para eso son profesionales independientes- o que se nutren del compadreo que regala, invita, “tiene detalles” o hace favores bajo manga y luego preconiza en público la honestidad y el fiel cumplimiento de las normas que ellos mismos se saltan. O como dijo mi admirado filósofo acerca de los valores humanos:
“¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero cuestan tanto” o “¿Pagar la cuenta? ¡Qué costumbre tan absurda!”

Siguiendo por los próceres que nos llevan de la mano –como infantes atolondrados y sumisos- por el camino del neoliberalismo que toca estar de moda después de haber desechado por obsoletos otros modos de alienación mental y nos convencen de que sí, esta vez va a ser la buena y la de verdad… pero mi Groucho ya lo vio claro y lo dejó dicho cincuenta años antes de la crisis que nos invade: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.”

Y para terminar, la familia, los amigos, la pareja, los vecinos, la dueña del colmado de la esquina… todos, absolutamente todos, tienen un consejo, una fórmula, un truco, una clave, una forma de actuar, de ver la vida, de solucionar problemas, absolutamente válida para ti, aunque ellos no se la apliquen porque…ya se sabe… somos diferentes. Porque “El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio, si puedes simular eso, lo has conseguido.”(Groucho Marx)

Así que a lo dicho, mejor leer a Marx y no hacer ni caso de nada de lo que digan los que hacen como que saben más que el resto. Y si la cosa no funciona pues… “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros.”

Y esta de regalo:
“Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo.”

En fin. (Gracias Julius)

LaAlquimista

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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