¿Hay sexo a partir de los 50?
¿Hay vida después de la muerte?
Estas podrían ser dos de las preguntas del millón y como una de ellas no hay dios que la responda, me centraré en la otra.
Absolutamente, sí. Hay sexo después de los cincuenta. Y del bueno, y mucho.
Aunque depende, -como todo en esta vida- de la actitud de cada cual; si quieres, hay, si no quieres, no hay y punto. Ponernos en lo negativo, en la vulgar y desgraciada cotidianeidad que a tanta gente le toca vivir, en el topicazo aburrido, no vale la pena, para eso no me tiro yo un par de horas delante del ordenador ordenando mis ideas.
Prefiero pensar en todas las ocasiones en que sí hay sexo a partir de los 50, enumerar las posibilidades que me/nos quedan todavía intentando que la lista sea larga, muy larga. Por el mismo precio vamos a ver si aún nos quedan unos cuantos cartuchos sin disparar (sin alusiones, lo juro).
Si se está en buenas condiciones físicas (lo que se llama “normales”) cualquier persona-humana de más de cincuenta años está facultada para mantener relaciones sexuales completas. Sin leyendas urbanas de menopausias y pitopausias varias. No soy ni médico ni psicóloga, tan sólo soy una mujer que tiene más de cincuenta años y cuenta lo que ve, lo que vive y lo que intuye, dejando de lado la imaginación que, en este caso, no está invitada a la fiesta.
Las mujeres ubicamos ‘las ganas’ en algún lugar sin determinar entre el entrecejo y el ombligo, cada una como más le conviene o acostumbra y desde ese ‘centro operativo’ se transmiten las órdenes para que se ponga en marcha ‘la otra’ maquinaria. Y no hay más que decir. Con lo sencillo que es y lo difícil que lo presentan.
Aunque lo único que hace falta es que te atraiga lo suficiente otra persona-humana. Ni siquiera es preciso estar enamorada o amarla intensamente, tan sólo que te provoque confianza y deseo, que te guste según tus gustos y –ahora viene lo mejor y lo peor- que esa persona QUIERA. Y para eso nos tienen que mirar a nosotras (donde pongo femenino genérico también se puede leer en masculino genérico) con los mismos ojos que nosotras miramos. Pero eso ya es otro tema que no viene a cuento.
En la ‘edad de oro’ –en la desastrosamente mal llamada ‘tercera edad’,- hombres y mujeres disfrutan de las relaciones sexuales sin trabas, con ganas, con asiduidad, con alegría, con cariño, con enamoramiento e incluso también con amor; lo que pasa es que, quienes siguen a palo seco, lo niegan, lo vituperan y lo execran. ¡Qué mala es la envidia…¡
¿Por qué hay esta especie de “bando” enfrentados con respecto a este tema tan natural? Quizás sea –yo le he dado muchas vueltas- porque quienes están en pareja de larga duración se han aburrido de los límites imaginativos y han cedido a la rutina de la comodidad, como si tener sexo fuera una actividad cansina y aburrida que cuesta llevar a cabo. Quizás sea porque el deseo por el otro ha desaparecido y sin deseo, pues quién lo duda, como que ya apetece poco tirando a muy poco.
Hablo de si existe el sexo después de los cincuenta, no pretendo dar la charla sobre el sexo en el matrimonio después de muchos lustros juntos. No nos equivoquemos. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Como decía el filósofo…
Felices los felices.
LaAlquimista
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