En el jardín de Frida Khalo. (Un paseo por Coyoacán) | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

En el jardín de Frida Khalo. (Un paseo por Coyoacán)

 

Nunca llegaremos a conocer cuánto sufrimiento hubo entre la persona de Frida Kahlo y el personaje que la vida le obligó a representar, pero visitando la casa de sus padres, donde ella vivió después con su marido Diego Rivera, he querido imaginar que su energía creativa, algo de su alma de mujer valiente, permanecería todavía prendida entre las raíces de los árboles de su jardín o las piedras golpeadas por el agua del estanque.

 Pisar la Casa Azul de Coyoacán ha sido como entrar en un pequeño santuario donde la sacerdotisa fue a la vez mártir del mal de ojo de los dioses que la azotaron con sus peores látigos y el desatino del amor pasión que sintió por un hombre que utilizó el amor para irla matando en vida. En una de las paredes de la casa está escrita una frase que me hizo estremecer:

“Pies para qué los quiero, si tengo alas pa’volar”,

 siendo estas palabras el canto de amor que ella misma supo dedicarse.

 Paredes azules en el jardín, cojines bordados con frases de amor en su habitación de día y su recámara de noche. Fotos con Diego por doquier, pequeños poemas desgranando un amor inmenso, su manifiesto imperecedero de la entrega al hombre/monstruo que la desangró por dentro mientras acariciaba su alma. ¿Cómo es posible amar a una persona e inflingirle tanto daño? Dicen que “el amor cuando no muere, mata” y quien mucho amó y mucho sufrió bien lo sabe, aunque no seamos pintoras mexicanas cejijuntas.

 

                                                    

         

Coyoacán (zona de coyotes) sigue siendo el pueblecito no muy lejano del centro de Ciudad de México, ahora un barrio más,  donde la vida parece no haber avanzado en los últimos decenios. Con su arquitectura colonial en colores vivos, su aire intelectual, el precioso Jardín Hidalgo y el Zócalo con la catedral de ampuloso interior barroco que, por cierto, también se está hundiendo o por lo menos inclinada estaba cuando la visité ayer mismo.

 Degustar en un restaurancito al aire libre un hermoso huachinango a la brasa –un pescado primo del besugo y de exquisito sabor, -precedido por un ceviche de camarones (ensalada de gambas) y rematado con un helado de mango, regado todo ello con cerveza, por un precio de 400 pesos = 25€ dos personas- es un placer que recordaré durante tiempo.

 El café reposado a la sombra, un paseo en tranvía por sus calles y parques a la fresquita de una tarde de febrero, permiten que el espíritu retorne al sitio de donde nunca debió salir: a un lugar  parecido al paraíso…

 

En fin.

 

LaAlquimista

 Fotos: A.Arruti

 (Foto de “conejito viajero”)

Por si alguien desea contactar:

Laalquimista99@hotmail.com

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


febrero 2012
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
272829