Vaya por delante que llevo sin mirar la televisión muchos años y nunca serán suficientes para mi equilibrio emocional. Bien es verdad que a veces he caído en la tentación escudándome en lo de “la excepción que confirma la regla”. No sé, algún “Imprescindibles” de La2 o un chutazo de surrealismo –veinte minutos de First Dates-para paliar un bajonazo existencial, poco más. Pero ayer mismo me reafirmé en mi decisión de no conectar esa mal llamada “caja tonta”, que es más lista que el hambre por el poder de manipulación –maquiavélico muchas veces- que ostenta ya que se lo ha ganado a pulso.
Estaba yo en mi visita mensual a “la pelu” y me tocó soportar el discurso deslavazado de una señora que decía no sé qué de las botellas de cloro que “curan el covid” y que están haciendo furor porque se venden carísimas y a paletadas, que mucho mejor que cualquier vacuna (dicen). Yo puse la antena y le pregunté que de dónde había sacado esa información tan interesante y ella contestó: “lo han dicho en la tele” y claro, pues como que ahí ya me cerré cual molusco bivalvo y volví a mi libro enfurruñada.
Y digo yo: ¿el mundo está bobo y estupidizado o es que yo me paso de rosca? ¿Me he vuelto intolerante con la edad o con la ignorancia que presumo en los demás? ¿Sigue estando dividida la humanidad entre los que piensan y los que no tienen criterio propio? Todas estas preguntas me daba una cierta vergüenza planteármelas hace unos años, más que nada porque me hacían sentir como una arrogante de pasillo, como si reflexionar fuera patrimonio de una elite de la que yo ansiaba formar parte sin pudor alguno…
Sé que no hay derecho a llamarle bobo al prójimo, ni a burlarse de él, ni mucho menos ridiculizar sus creencias porque ese es el primer y más certero paso hacia la intolerancia y la cerrazón mental. Desde esa perspectiva se abriría la veda del “todo vale”, desde el terraplanismo, a cualquier negacionismo de los que en estos tiempos están de moda por culpa de una pandemia que muchos llaman “plandemia”.
No sé, yo también he visto las Matrix varias veces y no he dejado de pensar que es ciencia ficción y que, como tal, puede que sí, puede que no, algún día o quién sabe nada. Pero de ahí a creerme a pies juntillas las premisas de Neo va un rato largo que está lleno de dudas y reflexiones obligadas.
Pero volviendo al tema: cada vez que hago un alegato en contra de la televisión escucho las (mismas) voces que dicen que tiene cosas muy buenas y que hay que saberlas elegir y disfrutar. Claro, como el buen vino, en copa pequeña y con la compañía adecuada, pero ocurre que también existen “abstemios informativos” entre los que me encuentro. El “cuarto poder” sigue cotizando al alza precisamente porque hay personas como la señora de la peluquería que no se toman el tiempo ni realizan el esfuerzo para buscar un resquicio de verdad entre tanta mentira. Como que hace veinte años yo era más joven que Ana Obregón y ahora le saco varios años, que lo han dicho en la televisión…
Felices los felices.
LaAlquimista
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