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Cecilia Casado

A partir de los 50

Reflexionando, que es gerundio

Me suelo parar a reflexionar como otros van a lavar el coche, hacen la compra semanal o van al ambulatorio cuando les duele el estómago: por pura necesidad. Quiere esto decir que de siempre he sido de darle vueltas a las cosas para comprenderlas, que cuando algo me chirría no paro de escudriñar el tema hasta dar con la tuerca aflojada aunque luego no sepa cómo apretarla.

Pienso mucho sobre muchos temas sobre todo en las madrugadas en las que me despierto después de haber dormido cuatro horas como si mi mente –que no mi cuerpo- se aburriera de no hacer nada; aprovecho, pues, para repasar los asuntos pendientes (por molestos) e intentar aplicarles un baño de pragmatismo, teoría que practico con bastante buen ojo. Ya sé que es locura hacer esto de madrugada, pero la mente va por su cuenta y es mejor no llevarle la contraria. El foco de mis reflexiones orbita –cómo no- alrededor de mi vida (o de mi ombligo, para ser sincera). Miro y remiro cómo hago las cosas, sopeso las consecuencias de mis decisiones pasadas –que son las que llevan las riendas del presente- y “rectifico de sal” si es preciso.

En esto de reflexionar el problema estriba en que no tengo con quién comentar la jugada; es decir, que pienso y me insto a mí misma a actuar de manera razonable de una manera subjetiva porque carezco de mano amiga o compañera que comparta mis reflexiones y, si éstas son erróneas, pueda avisarme de los errores en ciernes. Es lo que tiene ser independiente y sacarse una misma las castañas del fuego cuando pintan bastos.

Reflexiono sobre si vale la pena empecinarse en nada que no sea seguir respirando lo mejor posible el aire más limpio posible. Reflexiono sobre las “verdades” que nos cuentan los políticos y gobernantes y que nacen descaradamente manipuladas y maquilladas o edulcoradas precisamente para que no reflexionemos sobre el fondo de ninguna cuestión. Me resulta como el puré que se da a los niños para que se lo traguen fácil aunque no sepan lo que están comiendo –ni falta que nos hace a las madres explicárselo-.

Reflexiono, más que nada, sobre mi propia vida, buscando el truco para hacerlo mejor y sentirme todo el rato en paz conmigo misma y con el mundo, no a saltos y en días alternos. Ahí descubro muchos flecos por recortar y, en vez de procastinar sine die, agarro las tijeras de podar (figuradas) y pego el tajo sin misericordia. Como John Wayne cuando se sacaba las puntas de flecha mordiendo un sucio pañuelo con la quijada. (El alcohol de alta graduación ni lo toco que entorpece el proceso).

Reflexionando dejo de hacer cosas que “ya sabía que las hacía mal” y me embarco en la aventura de nuevos y pequeños retos que una parte de mi ser (de mi mente racional) me estaba pidiendo a gritos que emprendiera.

Reflexionando -en estos últimos meses de forzoso parón físico- decido aparcar los viajes exóticos, me sacudo como pelusas en la ropa las costosas socializaciones, dejo de mirar escaparates soñando con la nueva colección de lo que sea y, last but not least, vuelvo a hacer otra criba más en el listado –cada vez más magro- de amistades y conocimientos por comprender que no vale la pena el esfuerzo.

Reflexionar sirve para gestionar mejor las circunstancias que nos han caído en suerte y modificarlas o ponerles un freno para que no nos superen. Reflexionar tiene el poder y la virtud de hacernos responsables de las consecuencias de nuestros actos y nuestras omisiones. Es un desnudar el alma ante el espejo y no apartar la vista aunque no nos guste lo que vemos.

¿Duele? No demasiado porque aporta satisfacción y uno se siente más libre, más consciente y auténtico. Y, obviamente, que caiga quien caiga.

Felices los felices.

LaAlquimista

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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


abril 2022
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