Quienes hacemos malabares con las palabras tenemos la tendencia a poner “entre comillas” las cosas personales adjudicándoselas a personas o personajes imaginarios. Es una pequeña trampa, un truco del almendruco que consigue disimular la propia fragilidad. Ahora mismo, con el tema que me ocupa, bien podría echar los balones fuera y escribir como si la cosa no fuera conmigo o la contara un narrador omnisciente pero, sinceramente, prefiero afrontar el tema con mucho arrojo y cuarto y mitad de humildad.
Al lío. Mis relaciones personales han sido, por decirlo de una manera suave, controvertidas. El motivo de elegir personas con las que necesitar construir puentes por hallarnos en orillas opuestas, ha sido una constante en mi vida. Conmigo nunca es sencillo. Aburrido, tampoco. Dicho esto, paso a esquematizar el tema.
-Relación familiar inevitable.
-Traumas de la infancia en la mochila.
-Errores, ofensas y desencuentros auspiciados por un ambiente de escaso cariño y muy poco respeto.
Luego pasa el tiempo, los años de cinco en cinco o de diez en diez, el río se divide en afluentes, los hijos, en su cansino e inevitable camino hacia la desembocadura final, la muerte.
De abuelos a nietos, de padres a hijos y entre hermanos se sigue repitiendo el esquema aprendido hasta que alguien comprende que hay que romper esos diques y dejar que el agua fluya con el caudal en libertad y según su necesidad. Es decir, destruyendo las amarras del pasado, cuestionando la educación recibida, escudriñando los supuestos “valores” en los que se ha cimentado “esa” vida familiar.
Es en la edad adulta y más que adulta cuando atisbamos la sabiduría necesaria y acumulamos la experiencia suficiente como para afrontar esa mala praxis relacional e intentar darle la vuelta, o como se dice ahora, “vaciar la mochila de piedras”.
Ese ha sido mi trabajo de Sísifo en los últimos años; esa ha sido la “limpieza” en la que me empeñé en mis viejos aposentos, ahogándome con el polvo removido, arruinándome la espalda de agacharme para arrancar la porquería incrustada en los rincones menos accesibles. He pedido perdón desde el corazón y desde la mente, lamentando el dolor causado y comprendiendo los malos motivos que me impulsaron a ello.
En la otra cara de esta luna emocional, en el lado oculto de la misma, he tenido que bregar con el rencor y el resentimiento que llegué a sentir hacia quienes, dentro de la propia familia, me infligieron el daño que me atenazó el alma durante tantos años.
Tuve que racionalizar esa carga, buscar una solución positiva, o pragmática, para que no me destrozara por dentro y se convirtieran esos sentimientos negativos en un cáncer que se comiera mi vida por dentro y me llenara el alma de hiel. He ido a terapia tres veces durante la edad adulta impelida por la necesidad de gestionar las emociones y sentimientos más conflictivos. Menos mal que lo hice. Menos mal que desoí las voces prejuiciosas que zumbaban como moscas verdes alrededor.
Real o figurado el dolor, psicosomático o no el sufrimiento, tanto me daba. He querido perdonar para perdonarme a mí misma; he solicitado el perdón para aliviar y aliviarme. Algunas veces he sido acogida y aceptada. Otras, rechazada sin compasión ni comprensión, condenada desde el rencor y el resentimiento. Allá ellos, ya no es mi problema.
Ya no tiene importancia, y no la tiene porque ya no me afecta si hay personas que me siguen guardando rencor ahora que ya no lo siento yo hacia ellas. Porque cada cual tiene que transitar su propio camino para que todos nos encontremos en el destino final, ese fin de la vida ineluctable ante el que no valdrán ya justificaciones ni quejas ni victimismo alguno.
Releo lo escrito y parece que hoy me he lanzado sin frenos por la pendiente del “buenismo”; nada más lejos de mi realidad. Porque reconocer los propios errores o las miasmas interiores y aceptar la contradicción que nos acecha es la única manera de percibir un atisbo de paz desde adentro. Y cuando hay paz no hay “cáncer en el alma”… o eso creo firmemente. Todo sigue siendo un aprendizaje.
Felices los felices.
LaAlquimista
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