Con estos días tan buenos los guisantes se van espabilando. Como he visto que habían crecido lo suficiente para arrimarles la tierra, me he puesto manos a la obra. Hay que hacerlo despacio, rascando la parte superior y fina de la tierra hacia la base, puesto que el guisante todavía está pequeño y si le arrimas mucho la azada puedes dañarlo, (o sea que despacio y buena letra….). Si lo hacemos así conseguiremos dos cosas: primera, que la planta enraice más y mejor, y, lo segundo, mataremos todas la pequeñas hierbas que empezaban a nacer. Así quedará toda la parcela limpia de hierbas y los guisantes superchulos, como aparecen en la foto. La semana que viene probablemente le eche un poco de abono foliar y le ponga ya la red para que trepen. Un día de estos charlaremos sobre los abonos foliares…