Vaya tarde-noche la de ayer y día de hoy: viento, agua… sin palabras. Ayer comenté que hoy había quedado con el camión que me traería el ciemo, pero menos mal, le he llamado a las 08.00 horas y he quedado para mañana, si no hoy me hubiera puesto bien de agua. Como estaba el tiempo así, he decidido preparar unas cuerdas para cuando llegue la época de atar palos y tomates en la txabola de la huerta. Hacia las once de la mañana, como ya estaba aburrido de las cuerdas, me he ido a dar una vuelta por el monte Ulía. Hacía tiempo que no subía por allí, pese a tenerlo al lado. He subido por la antigua vía del tranvía, hasta el redonchel (antiguamente llamado ‘el tenis’) y de allí al tiro al plato. Luego he decidido bajar por la antigua fuente de la ‘Kutraia’ y cuál ha sido mi sorpresa al ver que manaba abundante agua, (con la que estaba cayendo, no me extraña). Me ha hecho mucha ilusión verla así, como la recordaba yo hace años. Os comentaré que a esta fuente venía la gente de los caseríos de alrededor a lavar la ropa, incluida mi amoña, (vaya tiempos aquellos). He sacado unas fotos, porque el monte estaba precioso, viento, agua, niebla… lo tenía todo.