Ya comenté en algún post anterior que de las ocho filas de guisante que había sembrado este año cuatro estaban un poco tocadas y las otras cuatro tenían mucha fuerza. Parece mentira que, siendo la misma variedad, sembradas en el mismo cuadro y el mismo día, el resultado sea tan diferente. Y es que no se ha estropeado un poco por aquí y otro por allá, no, han sido cuatro bien y cuatro mal.
Las que se han estropeado también han dado sus frutos, pero, vamos, ni la mitad de lo que están dando estas últimas, que están muy fuertes. Podéis observar en la foto qué diferencia hay entre ellas. También tengo que decir que al guisante no lo trato con nada. A lo único que trato es al tomate y este año tengo intención de tratar también a una parra de moscatel. A ver si como unas uvas ricas…