Ya hay algunas calabazas que están madurando y en breve comenzaré a recoger alguna. La mata se ha estropeado bastante. De estar prácticamente cubierto todo el suelo y no verse la tierra, ha pasado a ir secándose algunas hojas y ahora ya pueden verse algunos ejemplares. A las calabazas se les nota enseguida cuándo comienzan a madurar, ya que van cambiando de color. Les suelen salir como unas vetas amarillentas que son el indicativo –por lo menos en la variedad que yo tengo– de se pueden comenzar a recoger. Este año, en terminos generales, aunque haya más o menos parecida cantidad de ejemplares que el año pasado, el peso no es el mismo. El año pasado hubo muchas que oscilaban entre los 15 y los 20 kilos y este año parece que el peso medio oscilará entre los 10 y los 15 kilos. Hay un par de ejemplares de peso cercano a los 20 kilos o algo más. En alguna ocasión he comentado que el récord de la calabaza más grande que he recogido es de 26 kilos. En breve, miraré bien todas y a las dos más bonitas (largas, sin curvas y con poca cabeza) les sacaré la semilla para el año que viene. Durante una temporada suelo comerlas naturales (cojidas de la mata) pero, hacia últimos del mes que viene suelo congelarlas en bolsas por raciones para el resto del año. Si no, se me estropean por no tener un sitio adecuado para consevarlas.