Hoy por la mañana le he llamado al señor que me suele traer el estiércol con el fin de que no me ocurra lo del año pasado, que en el mes de noviembre se puso a llover y no pude traer el estiércol hasta casi enero.
Es una época muy buena para que el que tenga sitio haga un buen montón de estiércol, lo tape bien para que no se moje y lo deje durante el invierno para que se vaya pudriendo. Y digo buen montón porque con el paso de los meses se quedará reducido a la mitad. Aquí las lombrices irán haciendo su trabajo de descomposición y de esta forma el año que viene tendremos un abono semi-podrido, muy bueno para la tierra. El estiércol fresco que en ocasiones solemos echar en la huerta no tiene ni la mitad de sustancia que si lo preparamos de esta forma. El camionero me ha dicho que andaba con bastante trabajo y que haría lo posible por traerlo hacia el 20. A ver si tengo suerte y no llueve para esa fecha ya que donde tiene que hacer el volquete con el estiércol es una zona que tiene que estar seca para que pueda hacerlo bien.