Hace unos días estuve observando algunos palos de acacia para cortar en este menguante de febrero y así tener mangos de repuesto para cuando se rompan con los que ahora estoy trabajando. La acacia es un árbol que, cuando se seca, ofrece una madera muy dura y de gran guante. Mucha gente suele utilizarla para hacer cercados. En casa siempre había tres o cuatro de repuesto y yo como sigo con la tradición. No es nada complicado, no hay más que observar algunas ramas que le gusten a uno y prepararla quitándole la corteza y dejándola secar en un lugar seco hasta que le haga falta a uno. Además, a mí no me gustan los palos rectos como los que ofrecen en la tienda. Prefiero que tengan un poquito de curvatura, y con un poco de paciencia siempre se encuentran. Luego, si uno ha acertado con el mango, se le suele coger mucho cariño y no es agradable el día que se parte.