En la huerta siempre suelo poner diferentes variedades de tomate, unos híbridos de los cuales no es aconsejable guardar semilla (por que se va deteriorando) y otras que no. Las no híbridas, son variedades que he ido probando y que por su sabor y textura, como me han gustado, sigo conservando sus simientes. Son tres las variedades que este año guardaré. ‘Verdes’, ‘Igeldo plano’ (que ha sido el primer año que he tenido en la huerta y me ha parecido un tomate excelente) e ‘Igeldo puntiagudo’. Para selecionar los tomates que luego sacaré las semillas, sigo la tradición de casa. La planta más bonita y los mejores tomates a poder ser de las primeras floraciones. Dejar madurar el tomate en la mata, luego en casa dejarles unos días hasta que se maduren del todo, sacar las pepitas y en un colador pasarlas por agua templada hasta quitarles la viscosidad. Depositarlas en un plato lo más separadas posible y ponerlas al sol. Se quedarán muy pegadas al plato, con la parte trasera de una cucharilla ir despegándolas despacio y volverlas a poner al sol, finalmente guardarlas en papel albal en un tarro y hasta el año que viene a la hora de hacer los semilleros.