Este verano no teníamos claro si íbamos a poder salir y en caso de hacerlo, si lo haríamos lejos o cerca por lo que pudiera pasar. Sin embargo las cosas se presentan como se presentan y finalmente el gran viaje de verano lo hemos disfrutado en Tierras adriáticas.
Aún no sé cómo contaros todas las etapas ya que quiero que tengáis una visión global y facilidades para la pernocta en aquellas tierras. También quiero ofreceros consejos para viajar con niños muchas horas y algunas excursiones que bien merecen post aparte, así que vayamos al grano y empecemos.
La idea era visitar Eslovenia y para ello había preparado el siguiente recorrido: Entrar desde Venecia a Kransja Gora – Mostrana – Dovje – Bled – Bohinj – Ljubliana – Ptuj – Postonja – Regresar.
La realidad siempre es diferente a lo planteado en el papel, y decidimos empezar nuestro periplo esloveno por su capital, Ljubliana. Así que al entrar por Venecia fuimos directos allí, pensamos que en la oficina de turismo nos darían más información de la que llevábamos sobre los puntos a visitar.
Nada más cruzar la frontera debéis comprar la viñeta para poder recorrer las autopistas eslovenas. 30€ tienen la culpa.
En Ljubliana se puede pernoctar en el parking de la estación de tren. (N 46.05792 E 14.51435) un poquito ruidosa ya que los trenes no dejan de pasar en toda la noche, pero la verdad es que súper céntrica. Fuimos en bici al centro de la ciudad que está a menos de 10 minutos pedaleando hasta la plaza de los Tres Puentes. Allí aprovechando que llegamos a buena hora, cenamos en una de las animadas terracitas junto al río mientras veíamos un partido de la Copa del Mundo. Dormimos en el parking junto a otros dos compañeros y al día siguiente volvimos a pedalear hasta el funicular que nos subió al castillo de Ljubliana para admirar las vistas de esta pequeña gran capital. En el mercado que hay justo a los pies del castillo compramos fruta y verdura para seguir el camino. Una ciudad hecha a la medida de las personas, fácil de visitar, segura, ideal para ir en bici.
Decidimos seguir nuestro camino hasta Bled, llegamos para comer en nuestra casa con ruedas. Aparcamos la autocaravana detrás del Merkator, que además es el lugar habilitado para nosotros. Sacas un ticket 24horas que cuesta 10€ y perfecto. (Ljubljanska cesta 4) cogimos de nuevo las bicis y visitamos el lago a partir de las 5. Cuando el gran público ya ha disminuido, hicimos la vuelta al lago por el lado derecho, es decir por el lado peatonal. Admiramos la isla desde diferentes ángulos, nos paramos en distintos puntos del recorrido, te puedes bañar aprovechando cualquiera de los embarcaderos de los clubs de remos que existen.
En Bled podéis estirar un poquito más vuestra estancia, nosotros aprovechamos para ir al tobogán de verano o Bosley (Straza Bled), fuimos en bicicleta, aunque podéis llegar en coche también. Ya sólo por las vistas merece la pena, pero es que luego es muy divertido tirarse a toda velocidad. Además de esto, podéis alquilar una barquita o un paddle surf en el lago. También podéis alojaros en el camping Bled 5* y 40€/noche ubicado al final del lago y con actividades acuáticas.
La siguiente etapa está a escasos 20km de carretera curvilínea, a través del valle, es como si estuviérais en Euskadi pero con montañas más altas. Aquí la idea era visitar la cascada Savica y el teleférico de Vogel. Para el segundo no nos daba tiempo hacerlo por la tarde, asi que fuimos hasta Ukanc aparcamos la autocaravana en el parking y accedimos al parque que guarda la cascada de Savica. 4 km en forma de escaleras arriba, unos 20 minutos de paseo entre bosques. El parque que lo rodea está abierto hasta las 19horas pero puedes tardar más tiempo en visitarlo, nosotros llegamos hacia las 18.30 y lo vimos solos, como siempre. A nuestro ritmo. Y sacándonos la foto el tiempo que queríamos.
En Bohinj nos alojamos en el camping Danica. Estupendo.
Justo en el cruce entre ir a Vogel y Savica hay un camping, aunque más nos pareció un campamento, y para el precio que tenía preferimos ir al otro. Fue una elección perfecta. Unos baños súper bonitos y muy limpios, con ducha de grifo sin botón, de agua caliente. Fregaderos limpios, buenas parcelas de hierba fresca, instalaciones deportivas y a 3 minutos andando del pueblo de Bohinj donde cenamos típica comida eslovena de nombres impronunciables. En nuestro paseo por el pueblo nos dimos cuenta que era un pueblo preparado para el invierno, ya que por aqui cerca hay estaciones de esquí (el propio Vogel) y para después de esquiar existe un balneario con piscinas cubiertas y toboganes, así como una pequeña bolera, numerosos restaurantes, tiendas de deporte donde alquilar material y varios supers.
Al día siguiente fuimos a coger el teléferico de Vogel, 20€/adulto y 10€/niño. No admiten perritos. Está abierto de 7 a 19 horas. Arriba hay algún bar donde tomar algo, pero lo que más hay son montañas. Alpes Julianos en estado puro. Las telesillas preparadas también en verano para conocer diferentes laderas de la montaña. No apto para personas que sufrimos males de altura o vértigo. Fue un gran esfuerzo subir ese teléferico. No miré para abajo en ningún momento, siempre al frente. Es horrible lo mal que lo paso. En fin.
De Bohinj continuamos recorrido hacia Ptuj está como a hora y media de distancia. quizá el punto más lejano de todo Eslovenia. Una pequeña ciudad balneario con su correspondiente castillo y sus calles empedradas.
Aparcamos detrás de un Merkator y subimos andando al castillo cerraba a las 19horas pero ese día lo estaban preparando para un concierto y estaba aún abierto. Hay un camping y zona de balneario a unos 2 Km de Ptuj pero preferimos ir a Maribor y callejear y cenar por allí. Maribor es ciudad universitaria, y eso se nota en el ambiente jovial que se respira. Grandes avenidas, que te acercan al casco histórico. Decidimos seguir el consejo de la guía azul y cenamos en un restaurante que recomendaban. Ya sabeis que nos gusta mezclarnos con los paisanos, y desde luego en el restaurante Ancora de Maribor estaba media ciudad, desde familias con niños hasta oficinas enteras de compañeros, parejas jóvenes, y cuadrillas que íban a cenar antes de salir de marcha. Además dos pizzas dos cervezas y 4 postres, 35€. Perfecto.
Después de comer en Graz pusimos rumbo al Castillo de Predjama (200 km unas 2horas y media). Una vez más llegamos tarde, eran casi las 20horas y ya no quedaba nadie por allí salvo la gente alojada en las casas rurales por lo que la visita al castillo por dentro no fue posible pero la foto en solitario delante del castillo sí. Otro precioso lugar encastrado en una gran roca y que imaginamos que llegar allí en autocaravana por la mañana tiene que ser muy complicado.
Bajamos a dormir a las cuevas de Postonja. (10KM, 25minutos) Aquí podéis meteros al camping Pivka Hama que costaba unos 50€ la noche. Tenía wifi (o eso decía) y si hubiera hecho bueno hubiéramos podido aprovechar a sacar mesa y sillas, pero como esa noche llovía y daban lluvia por la mañana, decidimos dormir en el parking de las cuevas (20€/noche) con electricidad, carga de agua y vaciado de negras. También puedes dormir en el parking junto a las taquillas pero no tienes ningún servicio y cuesta 18€. Por la mañana al sacar a Max aprovechamos para ser los primeros en las taquillas y comprar las entradas para visitar las cuevas. No existe la posibilidad de hacerlas en castellano, hay una audio guía que se puede coger y sino meterte en el grupo del idioma que mejor se te dé, en nuestro caso elegimos inglés.
La visita merece mucho la pena. Se realiza en un pequeño tren hasta el corazón de la cueva y allí con ayuda de una guía explica algunos detalles y te acompaña por los recovecos a visitar. Dura como unas dos horas. Lo digo para que calculéis chaqueta, abrigo, calzado cómodo, algo de agua por si váis con niños.
De Eslovenia “sólo” nos faltaba visitar la costa. No tiene una gran costa, pero sí que es bien bonita y pintoresca. Pequeños pueblos pesqueros reconvertidos a pueblos turísticos por los que pasear, callejear y saborear Eslovenia.
Paseos en bici a la luz de la luna con el tintineo de los mástiles atracados en el puerto, cenas romáticas en pequeños restaurantes, playas de piedras y aguas cristalinas en los que refrescarte por la mañana. Pernoctamos en Izola en uno de los parking para autocaravanas que existen. Os recomendamos el P13 justo detrás de la playa, sin ruido. con todos los servicios. Al principio aparcamos a la entrada del pueblo junto al Skate park, y al tener la carretera al lado era muy ruidoso. Si queréis comer rico y a buen precio nosotros estuvimos en el paseo marítimo en el Restaurante Sidro. Aunque también tenía buena pinta algunos Gostilnas junto a la iglesia.
Por la mañana disfrutamos del mar y de los toboganes de San Simón y por la tarde fuimos a conocer Pyran, el último pueblito costero de Eslovenia. Con su campanario, su paseo junto al mar, sus callejuelas empinadas… Aquí los locales plantaban sus toallas en las rocas.
Y aquí hubiera terminado nuestro periplo esloveno, si no fuera porque nos sobraba aún una semana!! Así que decidimos bajar a Croacia. Pero eso os lo contaré en el próximo post….