Destinos cercanos pero desconocidos por tenerlos más a mano. Es lo que me pasa siempre con Las Landas o con Aquitania en general. Parece que por tenerlo cerca no hace falta visitarlo, que ya lo conocemos. Y mira tú por dónde, que siempre descubrimos algo nuevo. Como la vez que fuimos a visitar Arcachon y su Duna.
Vayamos por partes, recorrí unos cuantos blogs de viajes, entre ellos los de mi compañera de afición Oiartza. Sabía que habían estado en la Duna de Pyla y me tomé la libertad de visitar su blog para tomar ideas. Pero nunca un viaje se parece a otro aunque se vaya a los mismos sitios.
Salimos el jueves por la tarde con dirección a Arcachón, por lo que tras tres horas de viaje lo lógico es llegar de noche. No me gusta llegar en oscuro si no conozco el destino, porque de noche, todos los gatos son pardos, y los miedos están ahí. Teníamos por suerte la gran guía de áreas de Europa para autocaravanas, y ahí venían las coordenadas de un área en Arcachón. Pusimos rumbo a ellas, y sin embargo nos dimos la vuelta. Las coordenadas nos decían que el área estaba ahí mismo, delante de nuestras narices, junto a las piscinas municipales, pero no había ningún compañero, la zona era sospechosa y nuestro perrito aún no está preparado para defendernos. Además rondaban dos tíos por las inmediaciones, dimos media vuelta y seguimos buscando un sitio más apropiado. Sentido común.
Finalmente en una de las múltiples rotondas vimos un letrero de CampingCar, junto a un supermercado. En Francia es muy común que habiliten espacios en el parking o en las traseras de los hipermercados para que las autocaravanas puedan pernoctar. Cuánto nos queda por aprender!
Al despertar, con la luz del día, todo se veía diferente, pusimos rumbo a la Duna de Pylat. El parking de la duna sólo cuesta 4€ para todo el día, la multa por dormir u olvidarte el ticket son 40€, más de uno habrá preferido dormir ahí bajo multa. No se puede, pero no es mala opción. Las autocaravanas se desperdigaban como setas entre el bosque.
Aprovechamos muy bien el día, visitamos la Duna por la mañana y mis chicos fueron hasta la gran cresta. Corrimos por la duna y disfrutamos de preciosas vistas al mar. Comimos en la autocaravana en el parking, descansamos un poquito e hicimos la visita por la tarde, al atardecer, mucha menos gente, más fresquete pero con unas vistas de la puesta de sol más que recomendables.
Antes de que se volviera a hacer de noche, pusimos rumbo a otro área que aparecía en la guía, esta vez cerca de la Bassin de Arcachon, en realidad encima de la Bassin, en una colina. Junto a la carretera. Allí sí, allí había varios compañeros, y allí sí nos quedamos a dormir muy a gusto.
Por la mañana nos dio para pasear junto al gran lago de Arcachon, y llegamos caminando hasta el embarcadero, con el que en época estival puedes coger una lancha que te lleva hasta el otro lado por 1€, al Cabo de Ferret. Allí hubiéramos querido ir en carretera, pero estaba a más de hora y media. Y no lo vimos practico. El sábado decidimos bajar y acercarnos a casa, y pusimos rumbo a Hossegor y Capbreton. Dormimos en un área ideal para surferos (N 43°38’09”, W 1°26’48”) 8.90€ que pasan a cobrarte casi sin terminar de aparcar, 133 plazas disponibles junto a la playa, algunas plazas con electricidad, acceso directo a las grandes playas del Atlántico. Pero sinceramente lejos de la vida y de los pueblos.
El puerto de Capbreton, donde se compran los mejores pescados del mundo, está a unos 4 kilómetros, y la vidilla de Hossegor mejor vivirla desde su nueva área. (N43.67156 W1.41955) Un área inaugurada el pasado año, en el que habrá unas 50 plazas, con mesas de madera, con la posibilidad de hacer barbacoa, con la tranquilidad que te da un acceso restringido. Junto a un frontón que hasta hace unos años estaba escondido por los bosques landeses. 6€ en temporada baja que bien los hubiera pagado la noche anterior. Desde este área, en bici, estás cerca del lago de Hossegor, y cerca del pueblo.
Acabar el fin de semana así de bien, con un buen libro, una barbacoa de pescado y verduras y una tranquilidad que te permite recuperar fuerzas para toda la semana, no tiene precio.