El deporte es para disfrutar, aunque en ocasiones se sufra. El deporte es para ilusionar, aunque en ocasiones te decepcione. El deporte es pura fantasía, aunque en ocasiones también te dirija a la realidad. El deporte une, aunque en ocasiones muchos prefieran lo contrario. El deporte es una cultura, aunque algunos lo quieran desculturizar. El deporte te enseña a vivir, aunque en ocasiones haya quien malviva. El deporte te disciplina, aunque en ocasiones da pereza. El deporte es salud… no siempre.

Y hoy es uno de esos días en los que una afición vive la primera parte de las frases anteriores, lo de disfrutar, ilusionar, unir… porque un equipo de baloncesto da una nueva zancada en esa carrera por hacer más grande su deporte en un territorio que ha estado durante muchos años huérfano de canastas de diamantes. Un grupo de entusiastas se empeñaron hace una década en recuperar esta disciplina que por aquí parecía de segunda y que en otras ciudades se seguía con pasión.

Gracias a aquellos impulsores, el Lagun Aro GBC hoy disputa la Copa por primera vez en su historia. Ha costado pero ya está aquí ese momento. El NoDo del baloncesto guipuzcoano tiene otras imágenes que son de oro y sin embargo el presente pasa por Barcelona y ese derbi con el Caja Laboral Baskonia.

Serán 100 minutos de nuevas emociones, de una pasión diferente, de incertidumbres deportivas, de sensaciones coperas que en nada tiene que ver con las de los partidos semana tras semana de la Liga. Los sueños escondidos de los amantes de este deporte saltarán como resortes en el pabellón Sant Jordi. Ya lo verán.

Como ayer recordaba mi compañero Fernando Becerril, quien imaginó el futuro del baloncesto en Gipuzkoa fue aquel entrenador rebelde llamado Josean Gasca pero nos abandonó demasiado pronto. Aún recuerdo sus caras cuando los jugadores de Askatuak, Dicoproga o del Dicos no seguían sus innovadoras tácticas en la cancha. Los ojos del niño que acudía al polideportivo se iluminaban con aquellos gigantes, muchos de la cantera como Estanis, Loren Motos, Pérez, los Aramburu, Yurrebaso, Shegun… todos ellos me firmaron en una pequeña libreta azul que todavía guardo el día del ascenso a la máxima categoría. Gracias por hacerme/hacernos felices. Ese fue uno de los momentos maravillosos para el baloncesto guipuzcoano. Hoy se vivirá otro. Y que nadie olvide el primer párrafo de este comentario. Se gane o se pierda.