He escrito este post horas antes de la decisión de Guardiola de no continuar en el Barça y de esta forma no soy ‘resultadista’. No entiendo el comportamiento de uno de los mejores entrenadores de la actualidad. La única respuesta que me hubiese parecido con sentido común era la de la continuidad. En la situación generada tras la pérdida de la Liga, la eliminación en la Champions y, además, a un mes de la final de la Copa del Rey, no considero lo más coherente una salida del club.
Los entrenadores de Madrid y Barça ofrecían meses atrás dudas sobre si la próxima temporada seguirían en la competición española. Todo señalaba a Mourinho para que dejara el banquillo madridista. Todo señalaba a Guardiola para que siguiera escribiendo páginas de buen fútbol. Ahora mismo las sensaciones se han cruzado. Mou sigue besando el escudo blanco y Guardiola tirará de filosofía para explicar se renuncia.
El juego del fútbol en ocasiones provoca escozores difíciles de superar. Pero es un juego. En ocasiones se nos olvida. Y sin embargo convulsiona mentes preclaras ante interrogantes claves. Decir adeu con una mochila cargada recientemente por decepciones, no considero que es lo más saludable para un colectivo. Al contrario, es el momento de dar ese paso adelante y apostar por ese grupo de gente que se siente tan lastimada como tú.
Es el momento de seguir esculpiendo esa obra tan bella que posiblemte tenga alguna desproporción descubierta por los rivales. También puede considerar Guardiola que el equipo, esa escultura tallada durante años por él, necesita un nuevo cincel, nuevas manos que eviten que los equipos contrarios rompan el espejo a base de pedradas enrabietados por no llegar al canon de belleza del Barcelona.
Los rumores se disparan tanto en las razones de Guardiola como en quién llegará al Camp Nou. Ahora miran a San Mamés y al ‘Loco’ Bielsa que lleva de forma maravillosa al Athletic. Los éxitos son incuestionables. El equipo rojiblanco convence por juego y no solo, que también, por casta como en otros tiempos. Han logrado un equilibrio adornado por perlas de este deporte. Muniain es un bajito admirable y un tocapelotas para los rivales. Fernando Llorente es una joya de 9. Jugadores de lujo que encumbran una estrucutura de equipo. Lo importante además es que se ha logrado elevar el potencial de jugadores casi anónimos hace doce meses y de otros que con muchas carencias aportan muchísimo valor al Athletic.
San Mamés volvió a ser un ejemplo. 40.000 almas rojiblancas con pasión controlada y cuatro almas blanquiazules que fueron a disfrutar de un espectáculo. Los cuatro jugadores de la Real han sido abofeteados en las redes sociales, también tuvieron defensores, por acudir a campo enemigo. No saquemos los piés del tiesto. No seamos sectarios. Era una semifinal europea, eliminatoria con morbo y a una hora de casa. Ni es pecado ni incumplen normas. Jugadores realistas tienen amigos en el Athletic. Jugadores rojiblancos tienen amigos en la Real. Pues eso.
Este deporte, esta vida, necesita normalidad. Eso sí, cuando estemos enfrente de los leones en un campo de juego, los quiero más fieros que nunca. Quizás tomaron nota de lo que allí se vivió……. aunque también puede que a los aficionados nos exijan ese plus después de lo que se vive en la Catedral. ¿O no?