Reconozco que me maravilló el encendido del pebetero y la ceremonia de inauguración de los Juegos de Londres. Me cautivó la puesta en escena, el repaso a música, literatura, televisión del Reino Unido, con pinceladas de humor british. Sigo pensando que la ceremonia de Barcelona 92 marcó un camino y existe un reflejo de los que vimos en Montjuic hace 20 años. Ayer vimos elementos similares a Barcelona, aunque con una tecnología avanzada, lógicamente. Eso sí, quizás un pelín largo el show londinense (la más larga ceremonia de la historia).
El simbolismo de crear un pebetero con 204 minipebeteros por cada uno de los países participantes, una pieza del puzzle que un niño por delegación iba depositando en el engranaje a ras de suelo en el centro del estadio, fue extraordinario. También el momento, tras el encendido del pebetero aún en el suelo, de la elevación del original pebetero, fue imagen para la historia del olimpismo y de las ceremonias inaugurales.
Fue un símbolo igualmente que el encendido fuera realizado por siete adolescentes, como guiño a las nuevas generaciones y a la juventud. Sin embargo yo sigo prefiriendo la elección de una estrella del deporte para llevar adelante ese momento mágico. Creo que el remero Steve Redgrave, cinco oros olímpicos y nueve mundiales, era el nombre perfecto. Él realizó ayer el penúltimo relevo de la antorcha hasta dar el fuego a siete jóvenes elegidos por siete grandes deportistas británicos.
Pero ya de apostar por un encendido colectivo y por una simbología total, quizás me hubiese inclinado por cinco deportistas de los cinco continentes de cinco deportes distintos. Mis cinco candidatos, mejor seis candidatos (posibilitar así igualdad número mujeres y hombres), hubiesen sido Steve Redgrave -remo- por Europa; una mujer también de Gran Bretaña (una regatista por ejemplo); de África lo tengo claro el etíope Haile Gebreselassie -atletismo- que ayer desfiló con la bandera olímpica; de América un jugador de baloncesto (Jordan o Magic, del dream team 92); de Oceanía una nadadora (Shane Gould, quizás, aunque eso se lo dejo a los especialistas de este deporte); y de Asia una judoka.
Hubiese sido simbólico y original: unión de continentes, razas, igualdad de géneros, modalidades, épocas del deporte…
De todas formas, nota muy alta para la ceremonia, gran inicio de los Juegos.