Fue un gran día fantástico para el atletismo. Los gourmets de este deporte disfrutaron no saben cómo. Y no fue por Usain Bolt, que también. Fue esa conjunción de ver algo único en la historia del olimpismo encadenado al siempre deleite de un récord del mundo en una distancia como es el 800 metros con David Rudisha, atleta que está cimentando una nueva época en el mediofondo corto.
El jamaicano parece no tener límites. El keniano no tiene complejos. Y todo eso en los Juegos Olímpicos. En el mejor escenario. Con cientos de millones atentos a un deporte que durante cuatro años pierde intensidad. No voy a decir que se desvanece como otras disciplinas, pero es de esos deportes bloqueados por el planeta fútbol y demás.
Usain Bolt es el rey del atletismo moderno. Lo tiene todo. Títulos, plusmarcas, ofrece espectáculo, carisma, reconocido. Y su doble-doble, 0ros en 100 y 200 en dos Juegos consecutivos, no deja margen a la duda. Estamos ante el más grande de la historia de la velocidad. La hazaña de Carl Lewis como sus cuatro oros en unos mismos Juegos, al igual que la de Owens, es un capítulo igualmente de leyenda, pero lo que ha conseguido Bolt, en un momento con tantos velocistas geniales y donde la especialización casi obliga a decidir la distancia, es simplemente genial.
Entiendo que Bolt acapare imágenes de televisión, titulares… y sea protagonista de las conversaciones de los aficionados al deporte, incluso de aquellos que solo se acercan al estadio cada cuatro años. Entiendo que los especialistas del atletismo hagan una mueca de desaprobación por ese protagonismo del jamaicano el día que Rudisha asombre con el récord mundial en una demostración brutal y casi nunca vista en los estadios de atletismo.
No me hagan elegir. Para el gran público es Bolt. No es fácil transmitir que lo del africano tiene más valor que la carrera en sí de Bolt. Un récord es un récord. Pero es la forma de correr, de pulverizar una final desde el primer metro, de imprimir un ritmo infernal, de poner en riesgo el título si hubiese fallado en su intento.
Bolt es el rey del atletismo en estos Juegos para casi todos. Rudisha es el príncipe incomprendido. Puede haber algún emperador más del atletismo. Las finales de 5.000 metros (masculina y femenina) puede aportar datos (Mo Farah, Dibaba…). Pero dos de las tarjetas postales ya están enviadas por correo certificado, con la imagen de un poderoso velocista y de un poderoso mediofondista.
Jornada para enmarcar en el atletismo. Hoy es una jornada con menos glamour. Mañana hay unos fogonazos muy interesantes y espero que un listón tenga protagonismo, porque el cero de la delegación española podría abrir heridas. Ojalá que el único atleta vasco en Londres tenga una notable actuación. A Mikel Odriozola le esperan casi cuatro horas de marcha… pero eso será mañana sábado (desde las 10 horas).