Dice un colega bilbaíno que “el deterioro de la imagen del Athletic está siendo demoledor”. Y no es para menos. Tres meses de sobresaltos en color rojiblanco. No tengo la intención de meter el dedo en el ojo de nadie. Sería impropio e injusto hacia un club que siempre ha demostrado seriedad aunque también he criticado con dureza por alguna de sus estrategias/filosfías/políticas que han dañado a la Real Sociedad. Club en el que, por cierto, tiene episodios recientes que sus recuerdos no conducen a la sonrisa precisamente.
Pero el verano/otoño del Athletic está siendo de traca. Primero fue un desencuentro del entrenador Bielsa por el estado de las reformas en Lezama. Cólera en el argentino y agresión al responsable de las obras. Luego llegaría su autodenuncia, especulaciones de dimisión, desautorización del club al técnico, tensión en las relaciones Bielsa-directiva…
Un esperpentillo si lo comparamos con lo que iba a llegar. Dos de los jugadores carismáticos echan un pulso a la directiva con la intención de abandonar el club. Javi Martínez se va al Bayern tras meses de rumores. El presidente anuncia que Fernando Llorente no quiere renovar. El proyecto se tambalea. Los internacionales parecen no apostar por el Athletic y su futuro y prefieren otros clubes con “más perspectiva deportiva” y me imagino que económica.
Cuando las aguas aún eran turbulentas… pero algo más calmadas, llega el salto de la valla de Javi Martínez de las instalaciones de Lezama para recuperar algo de su vieja taquilla, con pintadas incluidas en la pizarra de la caseta.
Paralelamente el juego del equipo no convence. Incomoda a la afición siempre tan paciente con su superequipo. Todavía más después del repaso en el derbi por parte de la Real Sociedad. Puestos de descenso tras seis jornadas. Y doble naufragio en Europa.
El sueño naif, siempre en rojiblanco aunque no tan ingenuo como la corriente artística, parecía que no podía crecer más. “Más no”, gritarían los serios de San Mamés. Pero el dicho de “si no quieres taza, taza y media”, en el club vizcaíno se está cumpliendo. Bielsa calienta el vestuario tras la expulsión de Llorente en un entrenamiento. Luego le convoca y el entrenador se autoinculpa de la situación. Rarísimo todo.
El punto ¿y final? llegó ayer mismo con la divulgación de una charla privada del entrenador a sus jugadores tras la final de Copa ante el Barcelona. Fue crítico con la plantilla por su actitud en el campo. Desconozco por qué sale ahora, cinco meses después, esa grabación. ¿Tendrá alguna intención? ¿Estarán colocando la alfombra de salida al argentino? Me imagino que el partido ante el Osasuna este fin de semana será clave. No seré el único que piensa que el mercado está más que rastreado por Urrutia y compañía. ¿Algún extremeño para el banquillo? Este sainete es más para un hormiga que para una cigarra. Me entienden.