El deporte profesional progresivamente juega, participa, en competiciones más globales, más internacionales, y consecuentemente, con más dificultad de acceso. Las ligas nacionales únicamente tienen valor si las audiencias responden. Sin embargo las federaciones internacionales desean ofrecer retos que van más alla. La criba es imprescindible y entonces llega la marginación de equipos que siempre han apostado por una linea más local de sus deportistas.
Ese momento en el ciclismo ha llegado. La creación del Word Tour ha exigido a las escuadras unas puntuaciones que otorgan los ciclistas por sus resultados, es el llamado valor deportivo de un equipo. Me faltan referencias para criticar esta decisión. En una reacción inicial me inclino por lamentar que un grupo como Euskaltel pierda esa esencia de ciclistas vascos o formados en Euskadi. Tenía su punto. La nueva ordenación del ciclismo con los quince equipos con mayor puntuación para estar en esa primera división del ciclismo mundial, ha echado por tierra aquella filosofía inicial.
La estrategia, ahora dinamitada, de Euskaltel se ha recompuesto con el fichaje de siete corredores extranjeros y algún otro no formado en el País Vasco. Solo así ha logrado ese pasaporte mundial.
El caso es trasladable a otros deportes. Las Ligas europeas aún no han dado pasos decisivos. Quizás por las presiones de las federaciones nacionales y por la dificultad de apoyos económicos y los enormes gastos que acarrearían a los clubes implicados. Ni tan siquiera el fútbol se ha atrevido. Eso sí, desarrolló la Champions para hacer esta competición más global, al menos en la primera fase.
Con el caso de Euskaltel encima de la mesa, se abren los ojos a otros clubes con filosofías entrañables pero de complicada permanencia en el deporte actual. El Athletic Club de Bilbao aguanta con algunos equilibrios que en su momento fueron cuestionados. De todas formas siempre ha sido plausible y elogiable. Además, con un indudable alto nivel deportivo, como el alcanzado la pasada temporada. Ahora bien, el interrogante de hasta cuándo puede sostener estos planteamientos el Athletic siempre pende en la directiva y afición rojiblanca. ¿Podrá el Athletic en una Liga tan exigente seguir con solo jugadores vascos o formados en Euskal Herria? Una vez más los resultados son los que darán la respuesta afirmativa o no. La crisis económica que asola el deporte, también al fútbol, juega a favor de los equipos que basan su poderío deportivo en la cantera. Puede ser un respiro para el Athletic y otros.
Los directivos vizcaínos (de puertas para afuera) y la afición son rotundos: NO al cambio de filosofía. En conversaciones en off, se hacen cuentas del desgaste social que puede suponer dar un giro tan brutal a esta casi religión. Solo unos resultados peligrosos, y digo peligrosos como sinónimo de descenso, podrían obligar a fichajes ‘no deseados’.
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