El atletismo es un deporte individual. El esfuerzo en equipo es/era muy concreto: unos relevos, una puntuación por naciones. Faltaba ese espíritu colectivo que tanto engancha en otros deportes. Es un déficit cuando hablamos de edades tempranas. El niño aspira a jugar con otros. El atletismo es ‘excesivamente’ individualista para ellos.

Con esta introducción, quiero llegar a las diferentes formas de competición que ahora ofrece el atletismo. Ya no solo los entrenamientos se realizan ‘en cuadrilla’. Los equipos o grupos populares han ganado peso. Y hasta en las competiciones se han articulado fórmulas exitosas complementarias a la clásica clasificación individual. Ahí está las carreras por parejas, que ofrecieron dudas en sus inicios y que ahora tienen enorme aceptación. Otra opción es la de los retos entre familiares, entre amigos, entre compañeros de trabajo… la Behobia SS, por ejemplo, concita muchas apuestas.

Y también en auge las carreras de empresas. Quién lo iba a decir hace un par de décadas: sudar la camiseta por tus jefes. Hombre, no es así exactamente. Es realizar un esfuerzo junto a unos compañeros que día a día se desvelan por llevar adelante su empresa en el apartado laboral, y que un día lo hacen mediante zancadas con el logo de su empresa en la camiseta. Aquí el jefe puede sudar la gota gorda más que nadie porque es el peor del equipo. Ahí necesitará el apoyo y la solidaridad de los curritos de lunes a viernes para llegar juntos a meta. Buena filosofía que servirá después en el quehacer diario laboral.

La carrera de empresas que se disputa en San Sebastián (12 de mayo) es un buen ejemplo de éxito (objetivo de 300 equipos en liza). Ocho kilómetros donde surgen muchas historias… y también buenos piques por qué no decirlo. Por cierto, para ganar hay que tener muy buen equipo, sin fisuras. Ahí está el crono de la empresa ganadora hace un año, CAF, 25 minutos (8.500 m) y Kutxa en la femenina (34 minutos).