Treinta años después.. menos diez días.

Recibí ayer un mensaje después de la cruel eliminación del Málaga en Dortmund. Claro, era para recordarme a aquella Real Sociedad campeona que sufrió en Hamburgo una similar situación también en un campo alemán. Un gol en fuera de juego dejó fuera de la final a la Real de los Arconada, Celayeta, Gorriz, Diego, Zamora, López Ufarte, Satrus…

Viaje del 10 de abril de 2013 al 20 de abril de 1983. La Real bicampeona era un equipo temible. También en Europa. La Copa de Europa de entonces, actual Champions, era el objetivo de una Real que aspiraba al título continental. Aquel recorrido europeo 82-83 tuvo paradas en Islandia (Vikingur), Escocia (Celtic) y Portugal (Sporting). La Real se coló en semifinales. El rival, el Hamburgo. Partido de ida en Atocha. Muy físico. No fue lo mejor que vimos a la Real en competiciones europeas (más vibrante resultó frente al Inter Milan en UEFA). El partido terminó 1-1 (gol del ‘zapatones’ Gajate, un defensa). La empresa era complicada (igual que el Málaga este año con el 0-0 en su campo).

La Real jugaba muy bien en campo contrario. Tenía mucha pegada (aunque no estaba Satrustegui) y buen manejo de balón (como la acual de Montanier). En el partido de vuelta en Hamburgo, en el Volksparkstadion, empate a cero hasta el minuto 76. Un gol de cabeza de Jakobs colocaba el marcador 1-0. Minutos después empató el centrocampista eibarrés Diego, jugador poco goleador, obrero de la parte derecha de la medular realista. Aquel tanto de tiro lejano pudo ser histórico y de un valor de millones de quilates.

Video de los goles:

Sin embargo aquel nefasto linier alemán (era el suplente) dio por válido el gol de Von Heesen, en clarísimo fuera de juego. 2-1 y minuto 83. La Real en esos minutos finales no pudo conseguir el tanto del empate que le hubiese conducido a la final europea, título que ganó el Hamburgo, por cierto.

La decepción brutal de ayer del Málaga y sus seguidores, fue un ‘deja vu’, una escena ya vivida en Gipuzkoa y la Real Sociedad, treinta años antes. La diferencia es que la Real pasaba a la final. Por eso a algunos colegas malagueños envié un mensaje de ánimo muy sentido. Ese tercer gol del Borussia Dortmund me dolió porque recuperé en la memoria viejas lágrimas futboleras de un veinteañero que ya entonces entendió que aquella vivencia sería difícil de repetir. Y asi ha sido.