En las alfombras del ciclismo hay más polvo del que todos sospechábamos. Ayer escribí que el ciclismo estaba más cerca que nunca de estar limpio. He recibido muchas opiniones contrarias. Entiendo ese escepticismo. En las últimas horas nuevamente me han decepcionado algunos de los mitos de este deporte. Me refiero a Miguel Indurain. El gran campeón navarro reconoce que le tiene ‘despistado’ el tema Armstrong y que no lo ha estudiado a fondo… pero se atreve a cuestionar con mucha retranca ¿Qué clase de enemigos tan poderosos tiene?. Lo preguntaba en su columna de opinión en Marca.
Me da pereza volver a escribir sobre la teoría que he expuesto mil veces. Un deportista que no aborrece a quien le ha engañado, me provoca sospechas. Lo digo como lo siento. Una cosa es que pida justicia igual para todos, pero el hecho de que no sienta rechazo para quien le ha ‘choriceado’ éxitos más premios, me ofrece un aroma raro, raro…
Es el caso de Miguel Indurain. Todo mi respeto para sus gestas. Y sin embargo discrepo frontalmente con sus teorías en el caso Armstrong. Habla de que no hay pruebas contundentes, y escribe que “le están pasando factura”, esto es, que los testigos lo dicen por venganza. Muy fuerte. Habrá que recordarle que son testimonios bajo juramento y que en el sumario hay grabaciones de la policía italiana.
Indurain explica que Armstrong no se ha defendido porque “quizás está cansado de ganar juicios y de que no le valgan para nada”. El navarro critica esta sanción al estadounidense porque “las normas (antes) eran de una forma y ahora parece que han cambiado”. ¡Caramba!Solo se rige por normas y no por lo que se ha destapado ahora.
Y sigue: “No es momento, después de doce años, para sacar todas estas cosas; todo en la vida prescribe”. Mis respuestas: en un tema como el dopaje nunca es tarde intentar aclarar las situaciones que se han dado ayer o hace veinte años; y me gustaría saber por qué dice que las cosas prescriben. ¿Temor a algo?
Nunca he querido creer a quienes señalaban al excelente ciclista cuando deslizaban aquello de que se fue ‘cinco minutos antes de que ocurrieran ciertas cosas en el capítulo de ayudas farmacológicas en el deporte y en los controles’. Siempre defenderé su inocencia porque nunca dio positivo (tampoco Armstrong) y porque nadie le ha inculpado (a Armstrong sí). Sin embargo, yo sí le reclamaría menos titubeos, menos paños calientes, menos justificaciones. Un campeonísimo como él no puede destilar argumentos excusatorios en un tema que es la mayor lacra del deporte. No favorece al ciclismo aunque lo pretenda hacer. Las opiniones de Indurain provocan sensaciones de sospecha. Me encantaría que las borrara con un brochazo de sensatez y responsabilidad.