El éxito de Ruth Beitia (33 años) y su título europeo de salto de altura este fin de semana, ha reabierto el debate de si la cántabra es ya la mejor atleta española de la historia. La reflexión llega además en un momento en el que paralelamente al desarrollo de la Operación Puerto y la aparición de papeles donde supuestamente se relaciona a Marta Domínguez, obliga a dudar de parte de la trayectoria de la atleta palentina.
En la historia del atletismo femenino hay una referencia previa a los 80 con el nombre de la turolense-catalana Carmen Valero. La fondista/crossista fue el primer apunte internacional de un atletismo que estaba en pleno desarrollo y aún incipiente. Sus éxitos en los mundiales de campo a través marcaban a Valero como la mejor atleta española. Posteriormente Maite Zuñiga con sus logros en campeonatos y marcas, entró en ese debate. Y en pocos años la palentina Marta Domínguez atesoró tantos logros que nadie ponía en duda que ella era la mejor atleta española de la historia.
Pero aparece Ruth Beitia y su salto de altura. Por primera vez una española no corredora presentaba su candidatura a mejor atleta española de la historia. El título europeo indoor coloca una nueva linea en su biografía plagada de medallas y plusmarcas (20 títulos nacionales, un Europeo al aire libre, dos podios mundiales indoor y otros cuatro continentales también bajo techo), con un registro de altísimo nivel (2,02 m). Su carisma es evidente, su cercanía con el resto de atletas, su saber estar… son otros parámetros a evaluar. Es la capitana del equipo español. Ella dio en verano un paso al frente después de anunciar su retirada del deporte. El atletismo le necesitaba. Dudó lo necesario. Y volvió. Y ha vuelto para ganar un Europeo y ganar unos minutos en los informativos de televisión, ser titular en los periódicos, que los programas futboleros de las radios le dieran minutos para expresar su simpatía y ganarse nuevos adeptos a ella y a este deporte.
Me parece que estoy decantando el debate a favor de Ruth Beitia. La niña (1,92 m estatura) que con sus gruesas gafas no pasó desapercibida para los técnicos hace 20 años. Los entrenadores veían un diamante. Ramón Torralbo, su entrenador desde categoría escolar, ha sabido llevar a esta mujer a ser “la mejor”.