No es la fórmula de la Coca Cola ni nadie ha aplicado I+D. Es simplemente recuperar de las probetas del viejo laboratorio, esas esencias que en su día provocaron los mayores éxitos de la Real Sociedad.
Este post iba dirigido a los valores de la cantera de jugadores. Después de la decisión del Consejo de apostar por el joven (de la cantera) Jagoba Arrasate para el banquillo, pues se hace extensivo también a la formación de técnicos. No es una novedad que la Real decida que un entrenador de la casa tome las riendas. Hasta los mayores éxitos llegaron con label. Por lo tanto, confianza y paciencia. Montanier estuvo un par de veces más cerca del au revoir y al final ha sido entrenador champions. Tranquilidad. La identidad blanquiazul, ahora más que nunca, en cantidad y calidad sobre el campo, se proyecta a la responsabilidad técnica. ¿Será Jagoba el nuevo Alberto Ormaetxea 35 años después…?
En lo que se refiere a la temporada, la competición ha provocado un aluvión de nuevos aficionados blanquiazules, ha colocado la semilla realista a los más jóvenes y hasta los más críticos con el club, han sonreido. ¿Y ahora qué?
Pues hay que seguir confiando en un consejo y un cuerpo técnico que ha mirado al pasado lo justo para atrapar con éxito el presente y encauzar el futuro con la ecuación de toda la vida. La cantera es el camino: por trayectoria histórica, por concepto y por necesidad. El guión ya nos lo sabíamos, era necesario aplicarlo y no volvernos locos.
Esa cantera no siempre genera primeras figuras pero siempre está ahí. Excepto las grandes escuelas que captan, pinchan, roban, todo lo que hay a cientos ( o miles) de kilómetros a la redonda, los clubes más modestos se ven obligados a cultivarla con mimo y acompasarla con fichajes que potencian las habituales debilidades de una cantera que no en todas las generaciones aporta valores de primer nivel. Y deben ser fichajes integrados en el colectivo, en el club y su filosofía, en el ciudad… No siempre se logra. Y sin embargo esta Real Sociedad lo ha conseguido absolutamente.
Los antiguos valores. La identidad. No hay que perder ninguno de estos activos, que lo son en un club como la Real, y se perdieron y esa pérdida nos obligó a hacer una huida hacia adelante que fue letal deportivamente. La fórmula blanquiazul tiene ingredientes conocidos pero es clave querer aplicarlos. Por ejemplo, dar confianza a los jóvenes. Ya sé que parece obvio pero ni desde el club en algunas épocas, ni desde la grada los impacientes aficionados, lo han sabido asumir.
La apuesta por quienes sientan la camiseta es clave. Y sin embargo también hay que ser conscientes en aceptar que esos mismos jugadores dejen el nido. Esa fase es la de vender con inteligencia y rentabilidad después de tener cobrado ya el cheque deportivo. Todo menos repetir ventas/no ventas que hemos visto no muy lejos de aquí.
Reconozco que el primer capítulo es mantener la estructura, luchar por ella, sin fisuras, sin ventas. Pero que es tan difícil que lo óptimo es buscar equilibrio, como cualquier club de cantera, y no perder la cabeza. A esto le llamo no salirse del carril de la coherencia. No regresar a coquetear con los vicios del nuevo rico.
Este decálogo de intenciones pasaría por seguir con la inversión en un futuro llamado Zubieta, estadio, cantera de técnicos, mejora de aspectos internos… y se remata con la promesa de aceptar estas lineas… también cuando llegue una derrota o una época de malos resultados. No vale agarrar la veleta para cambiar la filosofía en un minuto de delirio y furor.