Jesse Owens es uno de los grandes del mitos del atletismo. Velocista de los años 30, autor de una de las mayores gestas deportivas en los Juegos Olímpicos de 1936 con las cuatro medallas de oro en 100, 200, longitud y relevo -éxito que no fue igualado hasta 1984 con Carl Lewis– y también pasó a la historia porque sus triunfos ante Hitler supusieron un símbolo de la lucha racial. Hoy, 12 de septiembre, se cumplen 100 años de su nacimiento. Momento para refrescar datos de esta figura con capítulo propio en la historia del deporte.
Lo que pareció un enfrentamiento entre la raza negra y la raza aria en el mismo estadio de Berlín en 1936 con la presencia del astro estadounidense, no parece que alcanzó la envergadura que durante años trascendió. La leyenda decía que Hitler no quiso saludar a Owens por ser negro. Lo cierto es que el führer no saludó a ningún campeón, como él mismo decidió previamente. El mismo Owens, en su biografía, señaló años después que Hitler le levantó la mano a modo de saludo/reconocimiento cuando pasó cerca de él. Y añadió que el mayor desprecio llegó en su propio país cuando el presidente Roosveltr ni tan siquiera le recibió en la Casa Blanca.
El atleta recordaba que en Estados Unidos seguía el racismo cruel y que al menos en Europa podía compartir hotel con deportistas de todas las razas:
“Cuando volví a mi país natal, después de todas las historias sobre Hitler, no pude viajar en la parte delantera del autobús. Volví a la puerta de atrás. No podía vivir donde quería. No fui invitado a estrechar la mano de Hitler, pero tampoco fui invitado a la Casa Blanca a dar la mano al Presidente”, dijo Owens.
No fue hasta 20 años después en 1955 cuando el presidente Eisenhower honró a Owens nombrándole “Embajador del Deporte”.
Esa superioridad de la raza aria tantas veces ensalzada por el régimen nazi y el desprecio a los negros, se hizo añicos con la amistad entablada por el alemán Lutz Long, saltador de longitud, que aconsejó en la calificación de la prueba a Owens. El estadounidense tras dos nulos solo le quedaba un intento para acceder a la final. Long le recomendó retrasar su carrera y así no cometer otro nulo. Owens hizo válido, pasó a la final y ganó el oro. Ahí comenzó una amistad donde las razas eran lo de menos. De hecho, tras la muerte del germano durante la Segunda Guerra Mundial, Owens pagó los estudios al hijo de Long.
Como dato curioso de aquella participación de Owens en los Juegos de Berlín, es que el atleta calzó zapatillas Adidas después de que el dueño de la empresa, el alemán Adi Dassler, a quien no le importó el tema racial, le ofreció llevar sus zapatillas. Así Owens se convirtió en el primer atleta afrocamericano patrocinado por Adidas.
En Berlín lleva el nombre de Jesse Owens una calle además de un colegio, curioso cuando hace unas semanas se levantó una fuerte polémica en Chicago al cambiar el nombre a una escuela pública que hasta ahora se llamaba Jesse Owens por Gompers South. Las hijas del velocista han peleado por evitar tan circunstancia, sin éxito por el momento.
La figura de Owens es evidente que ha ido más allá del atletismo y del deporte. Esas cuatro medallas de oro en Berlín 1936, con dos récords mundiales más uno olímpico, supuso un reto inalcanzable para generaciones de velocistas hasta que llegó Carl Lewis y los Juegos de Los Angeles en 1984. Esos 48 años que transcurrieron agrandaron el mito de Owens, considerado como uno de los mejores atletas de la historia.
La gente del atletismo, además de la gesta olímpica, recuerda la hazaña del 25 de mayo de 1935 durante la Big Ten Conference en Míchigan cuando en 45 minutos batió tres récords del mundo e iguala otro. El de más nivel el de salto de longitud al llegar a 8.13 m, plusmarca que duró 25 años. Dicen que desde ese momento se le conoció como el ‘Antílope de Ébano’.
Su vida posterior a los éxitos olímpicos no fue sencilla, como era habitual en esa época para cualquier campeón y más para un negro en los Estados Unidos.
Murió en 1980, con 66 años, de cáncer de pulmón. Jesse era un fumador de paquete diario. Por lo tanto no pudo ver la irrupción del Hijo del Viento, Carl Lewis, el ‘Owens’ de los años 80-90.
Vídeos de Owens:
Vídeo comparativo Owens-Bolt: