Mi nombre es Halyna.
Llevamos semanas escondidas. Pasando mucho miedo. Yo diría que algo más. Esta sensación jamás la he vivido. Es pavor. Miedo a las bombas, a que entren los rusos en cualquier momento, al COVID y a cualquier otra cosa que se nos pase por nuestras cabezas. Estamos escondidas aquí debajo, demasiado tiempo. He perdido la cuenta.
Todas las noches escuchamos las sirenas que anuncian los bombardeos. Pensamos en nuestros maridos que están luchando en el frente por nuestro país. En nuestros padres y madres que se han quedado en sus casas, porque es el único sitio en el que han vivido durante su larga vida y se niegan a abandonarlas. Es un miedo que jamás había tenido. Que jamás pensé que iba a tener.
Nosotras aquí estamos con nuestras hijas e hijos pasando los días y disimulando delante de ellos. Les decimos que enseguida va a acabar todo. Que sus padres nos han escrito diciendo que están bien, lo cual es mentira, y que más pronto que tarde verán a sus mayores. Hacemos lo que podemos. Nadie nos ha preparado para esto. Durante las mañanas intentamos tener una dinámica de colegio. Como nos hemos traído todo el material escolar, vamos completando las diferentes materias. Ya por la tarde jugamos todas las familias a algo; bien sea con balón, a pilla pilla o a cualquier otro juego de nuestra infancia. También hacemos talleres de todo tipo; pintar, pulseras, cometas que hemos prometido que cuando ganemos esta guerra y salgamos, las lanzaremos al cielo limpio de Kiev.
Lo mejor de la jornada llega por la noche. Siempre hacemos algo relacionado con la cultura. Leemos algún relato que nosotras mismas hayamos escrito, hacemos exposiciones con los cuadros que hemos ido pintando durante todas estas semanas, monólogos,… Lo que se nos vaya ocurriendo en cada momento. Hoy por la noche viene un grupo de rock que se hace llamar Kalush Orchesta. Eso sí, vendrán si sobreviven al ataque del ejército ruso. Por la mañana guerra y por la noche música. La verdad es que estos momentos son totalmente surrealistas. Ahí afuera seguirá la guerra y aquí dentro estaremos en un concierto de rock. Pero nos ayuda a sobrellevar estos duros momentos.
Tan solo quiero que se acabe esta maldita guerra y que los rusos se vayan a su casa para que no vuelvan nunca más. Poder disfrutar junto a mi familia del día a día y recordar esto como un sueño. Un mal sueño.
Metro de Kiev.
Un día cualquiera.
Basado en una historia real.