Ya hace unos cuantos años que el político Julio Anguita dijo aquello de “malditas sean todas las guerras y los canallas que las hacen”. Desde ese momento formó parte de la memoria colectiva de nuestra generación y desgraciadamente vuelve a estar de actualidad después del ataque de Rusia en Ucrania.
Existen infinitos motivos para estar en contra de esta y de todas las guerras. Ir en contra del orden internacional, invadir a un pueblo soberano, el uso de una fuerza desmedida del fuerte hacia el débil, … Pero hay uno por encima de cualquier otro, muy por encima, diría yo; la pérdida de vidas humanas y muy en especial la muerte de civiles. Nos duele el alma, ver en televisión las caravanas de vehículos saliendo de Kiev, la gente amontonada en el metro o escondida en los sótanos utilizados como refugios antimisiles. Y por supuesto los innumerables cadáveres desperdigados por varias ciudades ucranianas.
La comunidad internacional de momento ha tenido una respuesta más que tibia. La OTAN dice que no va a actuar ya que Ucrania no forma parte de la organización. Eso sí, han limpiado su dignidad enviando armamento y tanques. Y la Unión Europea ha tomado una serie de sanciones económicas muy laxas conocedores de que no van a ser las últimas. Rusia tiene gas y petróleo contratado con gran parte de Europa; además de tener más cabezas nucleares que nadie en el mundo.
Esta nueva guerra, no nos debe dejar de despistarnos y llevar la mirada hacia muchas otras que en estos momentos se están librando en el mundo.
En Siria llevan en guerra desde 2011 donde miles de personas están muriendo por los repetidos bombardeos y si esto lo sumamos al reciente terremoto que ha sacudido el país, llevamos la situación al extremo de que la cantidad de migración por culpa de la guerra es numerosisíma.
En Yemen, que para empezar es uno de los países más pobres del mundo, llevan en guerra desde el golpe de estado de 2014. Aquí la historia se repite, mujeres violadas, menores con hambre y graves problemas de desnutrición e infinidad de desplazados.
En la República Democrática del Congo van más allá; están en guerra desde 1996 y todavía perdura. La guerra de Sudán ha salido a la palestra porque un avión del ejército español ha evacuado a 70 personas desde Jartum, si no, la tendríamos arrinconada al fondo a la derecha de nuestra memoria.
Por esto podemos decir y decimos que malditas sean todas las guerras y los canallas que las hacen.