Ayer, 11 de noviembre, se celebró el Día de las librerías.
Desde este humilde rincón quería en primer lugar agradecer a todas esas personas que tienen como negocio una librería. Para mí es un sitio sagrado, místico y ese lugar donde cualquiera de tus sueños se pueden hacer realidad. A día de hoy donde todo lo digital ha avanzado tanto parece difícil que un proyecto como es una librería pueda ser un negocio estable. Yo tengo la suerte de vivir en un pueblo donde afortunadamente hay varias librerías y un amplio movimiento cultural. Compro donde lo hago desde hace varias décadas; y si ese libro que busco no lo tiene, me lo consiguen. Tener esa confianza para mí es muy importante.
En segundo lugar quería animar a esas personas que no son asiduas a comprar en una librería, en su librería del barrio, que lo hagan. Que entren, que pregunten, que lean la sinopsis de algún libro que les pueda interesar y que compren en ella. Para mí es un ritual más interesante que el de entrar en Internet y elegir cualquier lectura. Soy consciente de que decir esto es ir un poco en contracorriente, pero creo que el tocar, leer y oler un libro es algo que a través de las pantallas todavía no se ha inventado.
Y en tercer lugar, a todas las personas que sí compran en una librería que lo sigan haciendo. Que continúen haciendo ese gesto valiente, que lleven a las siguientes generaciones y que cuando vayan a otras ciudades se acerquen a una de esas librerías maravillosas que hay en cualquier lugar del mundo.
Sin más, me despido deseando muchos y felices #DíaDeLasLibrerías.