Me salto a la torera lo de mi última frase en cada una de las entradas que hago a este blog de Del mundo a la montaña, por sugerencia de mi compañero de EL DIARIO VASCO, Martzelo Ezponda, para que en unas líneas mencione lo que fueron la Marcha de las 14 horas de ayer domingo.
Es difícil resumir en unas líneas las quince horas de marcha que viví ayer junto a otros más de dos mil montañeros, si bien hubo gente que entró en poco más de diez horas y otros en poco menos de 17 horas.
Vaya por delante, mi, nuestro, más efusivo agradecimiento a las fuerzas de la Naturaleza que en el día de ayer se portaron genial con los marchadores. Buen tiempo. Brisa montañera. Nada de calor y sofoco. Bueno calor, sí. Bajando Minas. Allí el calor acumulado en las rocas y piedras, se echaba literalmente encima tuyo, pasando más calor. Pero no fue demasiado tiempo.
Hoy escribo en la edición impresa de EL DIARIO VASCO en una columna mis apreciaciones acerca de esta larga, larguísima marcha. Y lo titulo sencillamente CANSADOS, porque así es como se termina una larga travesía como la de ayer. Esta es la historia:
“La pregunta es bien sencilla, tanto como la respuesta. ¿Cómo va a terminar uno después de semejante pateada? Después de caminar quince horas, como fue mi caso. Pues sencillamente,cansado. Primero hubo que madrugar para llegar a Tolosa a la hora adecuada. Allí estábamos todos a las 5 de la mañana, nerviosillos, con ganas de comenzar a andar. En mi equipo, los veteranos montañeros Casimiro Bengoetxea y José Luis Etxeberria. Ambos en perfecta forma. Y así fue la salida, a un ritmo más trepidante que tranquilo. El asfalto de Tolosa nos va llevando hasta el bonito pueblo de Leaburu. Hacia las siete de la mañana, ya ha amanecido. Comienza a entrar el sol tímidamente, dejándose ver entre los árboles. Tras unas rampas curiosas, llegamos al primer control de Uli. Mis amigos llegan antes, pero nos juntamos. Después vino Gorriti. Aún seguimos juntos. Y después, Lekunberri. Este año se llega a la localidad navarra por una vía verde, haciendo el recorrido algo más largo. Después de un descanso, seguimos por asfalto hasta Iribas y subidón por el monte hasta San Miguel. Allí ya me despido de mis colegas. Prefiero ir más tranquilo, haciendo fotos.
Otro cambio de recorrido nos lleva hasta Guardetxe. Sin descanso comienzo el largo camino hasta Igaratza. Realmente voy cansado. ¡Y lo que me queda! Me lo tomo con calma, me tomo un caldico incluso y me relajo. Cambio de calcetines. Bien de agua para hidratarme. Y a continuar, cada vez más cansado. El siguiente punto estratégico de la marcha es Amezketa, bajando por minas. ¡Uff!, ya no puedo más.
Aquí hay que sacar fuerzas de donde sea. Las saco, pero mis pies reniegan.Es como que no quisieran seguir más conmigo. Pero vienen, a regañadientes, pero me siguen. Por fin, Amezketa. Ya me he perdido del todo, ya ni les veo a mis amigos, pero me encuentra Mari Carmen, la mujer de José Luis, a quien había dejado mis zapatillas de la Behobia. Me cambio. Esto es otra cosa. Ya solo queda carretera hasta Tolosa. Llego a Berazubi entero, pero bien cansado. Algunos más, por lo que allí vi, también llegaron cansados. Creo que no es para menos después de participar en la Marcha de las 14 Horas”.
Una marcha con muchas horas de marcha.
De alguna manera me habrá servido de entrenamiento para la siguiente, la del próximo domingo, 3 de junio, que, como corresponde a cada primera domingo de junio, se celebra la veteranísima travesía del Fortuna. Empezará en Etxegarate y culminará en Irurtzun 49 kilómetros y unas cuantas horas después. Que el tiempo acompañe.
La próxima entrada, la de una vuelta por Ushuaia. El próximo domingo.