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Jon Piorno

Detrás de los focos

Al-Saadi Gadafi, el hijo del dictador que soñaba con ser futbolista

  Javier Clemente logró hace bien poco proclamarse campeón de la Copa Africana de Naciones con Libia, el mayor éxito de esta humilde selección en toda su historia. Un auténtico hito de unos jugadores que años antes se veían como un producto más del dictador Muamar Gadafi y un juguete del hijo de éste, Al-Saadi Gadafi, quien se había obsesionado con ser la estrella de la selección pese a su escasa técnica. Para ello los demás integrantes de la plantilla debían jugar para él, y no para la selección. Mismamente en las retransmisiones deportivas sólo llamaban por su nombre al hijo del dictador, los demás jugadores, esos que ahora son ídolos de su país, eran simplemente números con el fin de no eclipsar a la supuesta estrella. Muchos de ellos se rebelarían desertando de las filas del ejército y uniéndose a los rebeldes para luchar por un país libre, en el que poder entre otras muchas cosas disfrutar del fútbol y soñar con algún día ser profesional del deporte que aman.

Muamar Gadafi años atrás dejó escrito unas frases de lo que pensaba del fútbol en su famoso ’Libro Verde’, un código social y jurídico que implantó en Libia: “Los aficionados al fútbol y a los deportes son completamente idiotas, hasta el punto que llevan al campo de juego todas sus frustraciones e incapacidades. Son gente fracasada, desperdiciada.” ¿Cuando a su hijo se le antojó ser futbolista consideraba a su propio hijo como un fracasado y alguien desperdiciado o simplemente era una buena forma de tener controlado también el deporte?

El tercer hijo del jefe libio, nacido el 25 de mayo de 1973 en la capital libia de Tripoli, no solo le bastaba con ser el comandante de las Fuerzas Armadas de Libia y Presidente de la Federación de Fútbol de su país, sino que su mayor objetivo en su vida era jugar en un equipo grande de fútbol junto a las mayores estrellas del planeta, y poder participar algún día en la Champions League. Pero no todos los sueños se pueden conseguir con dinero…

Su obsesión o afán por el fútbol comenzó a una tardía edad, a sus 27 años firmaba como profesional en el Al-Ahly SC. Su primer paso por el fútbol europeo pudo haber sido antes, pero no se llegó a un acuerdo con el club maltés del Birkirkara, el cual iba a disputar la Champions League ese año.

Sus comienzos

Antes, y para cumplir sus sueños con dinero, ya había contratado los servicios de Ben Johnson como entrenador personal, de Diego Armando Maradona como asesor y de Carlos Bilardo como seleccionador nacional.

Ben Johnson, recomendado por Maradona que en 1997 había contratado al ex atleta, llegó a la capital libia para poner en forma al hijo del dictador libio, con el que estuvo asociado durante 3 años. Él todavía se queda sorprendido y asustado con todo lo que le tocó vivir trabajando para la familia Gadafi. Cuenta que cuando viajaron en avión hacia Malta, con Lybian Airlines, los Gadafi llevaban en algunas de las bolsas varias ametralladoras. Los funcionarios de aduanas confiscaron una de las bolsas pero pudieron colar la otra y viajar con ella en el avión. En otra ocasión Al-Saadi reclamó su rápida vuelta a Tripoli del atleta, Ben cogió el Lybian Airlines 747, construido para transportar 500 personas, y viajó junto a su inseparable manager completamente solos en un avión comercial.

Ben decía que se aburría muchísimo en Libia, entrenaban dos veces por semana y el resto del tiempo se lo pasaba encerrado en el hotel viendo películas o llamando por teléfono a casa, hasta que Al-Saadi vio una factura mensual de 60.000 dólares. Ben necesitaba dinero pero cada vez se arrepentía más de lo que estaba haciendo, especialmente cuando vio cómo detenían y daban una paliza a un hombre que había golpeado el coche del hijo de Muamar. El ex atleta fue despedido cuando Gadafi no pudo superar un control antidopaje.

Carlos Bilardo, por su parte, aceptó el trabajo a cambio de poder viajar por África que no lo conocía. Al-Saadi no solo le concedió esa posibilidad, sino que además le solía dejar su avión privado y en ocasiones le acompañaba como si fuese un guía turístico.

Diego Armando Maradona fue incluso invitado a su boda en 2001 en la que contraería matrimonio con la hija del fiel teniente general Joweildi El Hamidi, y a la que fue acompañado por su inseparable amigo Guillermo Coppola. Allí cuentan que había unos 2000 hombres invitados sin mujer alguna, ya que hombres y mujeres celebraban la boda por separado. Maradona aburrido bromeaba continuamente con la posibilidad de escaparse e ir a la otra boda, ya que terminarían bailando entre ellos. Comían directamente de inmensos cazos repletos de comida, y durante la ceremonia hubo carrera de camellos, bailes folclóricos y espectáculos de luces y fuegos artificiales.

En mitad de la boda, y cuando más aburridos parecían Diego y Guillermo, les invitaron a ir a una habitación, donde entre la oscuridad aparecería el imponente dictador Muamar Gadafi, que al verle completamente inmóvil Maradona sólo acertaría a decir: “Yeah, yeah”, y ante el asombro de todos el coronel imitaría seriamente el gesto de Diego y también dijo “Yeah, yeah”, y se saludaron besándose al estilo árabe. Cuando fueron a despedirse a Maradona se le antojó una prenda de Muamar como obsequio, unos minutos más tarde le darían una bolsa con la típica túnica y gorro del coronel.

Trayectoria deportiva

En el Al-Ahli se autoproclamó capitán e incluso en algún que otro partido era descarada la poca arbitrariedad de los colegiados. En un partido ante el Al Ahli de Bengasi en el que el árbitro había pitado dos penaltis a favor del conjunto del coronel libio y anuló un tanto por un fuera de juego inexistente al conjunto de Bengasi, los jugadores hartos quisieron abandonar el terreno de juego pero las fuerzas de seguridad no les dejaron. Los aficionados de Bengasi estaban tan indignados que como protesta sacaron un burro y lo vistieron con la camiseta con el número 10 de Al-Saadi, el animal rápidamente sería abatido por las fuerzas de seguridad.

Más adelante, en la última jornada liguera del campeonato, el Al Ahli Bengasi se iba a enfrentar al Akhdar Al Bayda, a los primeros les servía un empate para salvarse y permanecer en la máxima categoría. Pero tras pitar el colegiado un dudoso penalti, los aficionados cabreados iban a invadir el terreno de juego y se iba a suspender el encuentro. La gente continuó las protestas fuera del estadio, y poco a poco se iban radicalizando más. Al-Saadi no tuvo otro remedio que dimitir como presidente de la federación. Sin embargo, su venganza ante el Al Ahli de Bengasi iba a ser despiadada. Suspendió al equipo, ilegalizó portar los colores del equipo en público, derribó un monumento clásico de la ciudad para llevarlo a otro lugar, la policía secreta detendría, encarcelaría y torturaría a varios seguidores, entre otros al presidente del club, y por último el estadio sería derruído por varias excavadoras.

Decidió cambiar de aires y marcharse al Al-Ittihad donde además se convertiría en el dueño del club. Era titular por decreto para el entrenador, y sólo se iba del campo si se sentía cansado. Giuseppe Dossena, el entrenador de aquel equipo poco tenía que hacer porque llegaba a mandar incluso en las alineaciones. En abril del 2003, en un stage que el equipo pasaría en Barcelona llegaron a jugar ante el FC Barcelona en el Camp Nou, previo pago de 300.000 euros al club por utilizar sus instalaciones y jugar un partido amistoso a puerta abierta. Al-Saadi lógicamente disputó todo el encuentro, 15.000 espectadores vieron como el conjunto libio perdía 5-0 con hat trick de Gerard. Pero aquel día Al Saadi cumplió uno de sus sueños, enfrentarse a Javier Saviola, uno de sus ídolos, del cual se llevó su camiseta e incluso cenaron juntos tras el partido. El astro argentino le llegó a preguntar con cuántas mujeres podría estar, y el coronel libio le contestó que tantas como casas puedas mantener. A su vez, Al-Saadi invitó al “conejo” Saviola a pasar sus vacaciones en uno de sus palacios de Tripoli. Unas semanas después tendría la ocasión de volver a jugar ante Riquelme, Sorín y Saviola, enfrentándose con su selección ante la Argentina de Marcelo Bielsa, tras un previo pago de 1 millón de dólares.

Antes ya había disputado un encuentro amistoso contra el Sao Paulo donde el mítico jugador Careca se vistió durante unos minutos de corto con la elástica del conjunto libio. Mientras que un joven y prometedor Kaka saludaba en el campo al hijo del dictador.

A otro de sus ídolos, Ronaldo Nazario, llegó a visitarlo en un hospital de París cuando éste se lesionó por segunda vez de la rodilla. La estrella brasileña se quedó totalmente perplejo cuando le vio con un ramo de flores escoltado por todo su séquito. También se dice que Al-Saadi llegó a pagar al delantero 500.000 dólares por viajar en avión privado hasta Trípoli y hacer el saque de honor en un torneo de fútbol.

Como integrante y capitán de la selección Libia llegó a disputar 18 encuentros, marcando dos goles, y dejando la divertida anécdota de la que seguro que es la sustitución más larga en la historia del fútbol, en el encuentro que disputó ante Canada. Al ser sustituido dio la mano a todos los componentes de la selección canadiense.

Italia, sueño frustrado

Saadi se convirtió en el segundo mayor accionista de la Juventus de Turín con el 7,5% , sólo detrás de la familia Agnelli. Buscó jugar en el club bianconero para disputar su deseada Champions, pero el por entonces entrenador Marcelo Lippi se negó a contratarlo. Así que no le quedó otro remedio que conformarse con entrenar de vez en cuando con el equipo hasta que le buscaran un nuevo destino. El Perugia que tenía unas buenas relaciones con la Juve fue el elegido y se hizo con los servicios del jugador. En dos años tan solo jugaría un encuentro, pero su presentación será recordada muchísimos años ya que para ello el club alquiló un castillo del siglo XII en la región italiana de Umbria. Sus comienzos fueron desastrosos. El 5 de octubre de 2003 y sin haber disputado todavía un solo minuto con su nuevo equipo le detectaron nandrolona en un control antidoping en el encuentro entre el Perugía y Reggina. En un comienzo fue absuelto porque la sustancia le fue suministrada “con fines curativos a causa de una hernia de disco”, pero finalmente fue castigado con 3 meses sin poder jugar.

Serse Cosmi, entrenador con el que coincidió tanto en el Perugia como en el Udinese (un entrenador “diferente” que en una ocasión para animar al equipo tras una derrota les puso una película porno en el autobús), nunca tragó a pesar de las presiones externas, y con el Perugia llegó a jugar tan solo 15 minutos en la 32ª jornada ante la Juve cuando iban ganando 1-0, porque según el preparador del equipo hasta el mismísimo primer ministro italiano Silvio Berlusconi había dicho que Al-Saadi debía jugar “porque ayudará a Italia a construir una buena relación con Libia. Si juega mal, que juegue mal. Pero que juegue.”

En 2005 llegó al Udinese donde jugó también unos minutos de un partido, e iba al entrenamiento en helicóptero y protegido por su guardia personal. El Udinese jugó la Champions pero no contó con Al-Saadi, aunque sí fue convocado por Serse Cosmi en uno de los encuentros, frente al Werder Bremen. Jugó en Mestalla en el trofeo ‘Ciutat de Valencia’ perdiendo más balones de los que tenía en los pies, pero el único partido oficial que disputó fue el último de liga ante el Cagliari

En 2006 llega a la Sampdoria, pero el entrenador no le puso ni un solo minuto. Por fin se rendiría y colgó las botas definitivamente. De Italia se marchó habiendo sido premiado varias veces con el ‘Bidone D`oro’, galardón para el peor jugador del Calcio.

El exilio tras el fútbol

Cuando se retiró intentó entrar en el mundo del cine produciendo un documental sobre la vida de su padre, pero la revuelta se lo impidió. Durante la rebelión Al-Saadi fue el más conciliador de la familia, mientras uno de sus hermanos, Saif al Islam, reclamaba venganza para todo aquel que no volviese a sus casas, él buscaba el diálogo con los opositores. Antes de tener que huir de Libia intentó permanecer junto a su padre y buscar la reconciliación. Ya era tarde, los enemigos estaban hartos de esa cruel dictadura y su padre murió asesinado. Él fue acusado de torturas y asesinato.

http://youtu.be/sOX8FYn1hCU

En agosto de 2011 fue capturado por el Consejo Nacional de Transición, pero logró  refugiarse en Níger, donde vive en una casa estatal de huéspedes en Niamey, después de haber escapado por el desierto del Sáhara. Libia y EEUU buscan su extradición pero Níger no acepta sus peticiones.

Además de su padre tres de sus hermanos murieron durante el levantamiento. Mutassim Gadafi, uno de sus hermanos, falleció el mismo día que su padre en manos de rebeldes. Su madre, Safiya Farkas (madre de 7 de los 8 hijos de Gadafi), huyó a Argelia junto a su hija Ayesha y el hijo que tiene Gadafi de su anterior matrimonio con Fathia.

Todos sus sueños o antojos por jugar algún día la Champions League se habían diluido, ya sólo le queda la esperanza de seguir libre y con vida en un país que no es el suyo, y en el que está lejos de su familia. Lo único que le queda del fútbol son esos recuerdos de haber compartido vestuario y haberse enfrentado con algunos de los mejores jugadores del planeta como Del Piero, Zidane, Saviola… pero todo se fue, incluso las acciones que tenía en la Juve que en 2012 eran confiscadas por la policía fiscal italiana.

Los sueños no se compran con dinero.

El deporte es la perfecta excusa para contar impactantes historias que las cámaras no llegan a captar.

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