Kevin Durant, el chico humilde de la NBA se lleva el MVP | Detrás de los focos >

Blogs

Jon Piorno

Detrás de los focos

Kevin Durant, el chico humilde de la NBA se lleva el MVP

  Kevin Durant es una de esas personas que es difícil ver en la NBA, y es que la humildad no es un rasgo que se suela asociar a los jugadores de la liga norteamericana de baloncesto. Fueron su madre, su abuela y su entrenador los que le sacaron de los suburbios de Washington y lo convirtieron en la persona y jugador que es ahora. Un hombre tranquilo y agradecido que se vuelve un depredador salvaje cuando entra en una cancha de baloncesto.

Esta misma semana cumplía uno de sus sueños, cuando le veíamos recoger entre lágrimas su primer MVP como mejor jugador de la liga regular, su sonriente rostro se transformó cuando comenzó a mencionar a su madre Wanda Pratt. Con estas palabras describía todo el sacrificio que había hecho su madre por él: “No deberíamos estar aquí. Tú nos hiciste creer, nos alejaste de las calles, nos vestías, nos dabas de comer cuando tú no tenías nada que llevarte a la boca, te asegurabas que nosotros comiésemos aunque tú te ibas a la cama con hambre. Te has sacrificado por nosotros, tú eres la verdadera MVP”.

Y es que su madre trabajaba de noche, de 11 a 7, cargando sacas de correo de 25 kilos en un trailer para sacar a sus hijos adelante. Una mujer que ni se lo pensó dos veces cuando tuvo que tirar de su jubilación para dar una buena educación a sus hijos. Junto a su abuela Barbara Davis fueron dos de las personas que más marcaron su infancia y le enseñaron los valores que ahora exhibe por las pistas de baloncesto.

Infancia

Fue en las canchas de Seat Pleasant donde Kevin Durant pasaba sus primeros años practicando sus tiros a canasta, lugar que ahora se ha convertido en un auténtico museo del jugador estrella. Ahí es donde conoció a otro de sus maestros tanto en lo deportivo como en lo personal y que sería su primer entrenador, Charles ‘Big Chucky’ Craig. Un personaje con el que coincidió a los 8 años en los suburbios cercanos a la capital estadounidense, y que rápidamente se convirtió en su figura paterna. Su verdadero padre, Wayne Pratt, había abandonado a su familia al poco de nacer Kevin, para regresar 12 años después. Y Charles Craig no solo le enseñaba los principios básicos del baloncesto, sino que además le educaba para ser mejor persona.

Pero cuando Durant comenzaba ya a despuntar a sus 17 años en los campeonatos nacionales, su mentor fallecía tiroteado cuando intentaba separar a dos jóvenes en una pelea callejera. Moría a la edad de 35 años, un número que se convertiría en el gran homenaje que este jugador le iba a dar a Charles Craig. Fue el abuelo de Kevin el que le dijo que la mejor forma de homenajearle sería llevando su recuerdo en la camiseta. Y eso hizo Durant, a partir de ese momento cambió su número por el 35.

Su cuerpo lleno de tatuajes recuerda quién es y de dónde procede. En el torso destaca entre tantos dibujos el hogar de su infancia con él mismo llevando un balón de baloncesto con el número 35, también los nombres de su madre y su abuela. Además, en su espalda lleva un ángel con un balón de baloncesto, una imagen de Jesucristo y un versículo de Santiago 1:2-4 (en el que por cierto hay una errata y por la cual fue objeto de mofa).

Trayectoria en la NBA

Sus inicios en la NBA, elegido número 2 del draft tan solo por detrás del malogrado Greg Oden, no fueron sencillos pese a terminar siendo el rookie del año con Seattle Supersonics. Todo lo que le sobraba en técnica y clase le faltaba en musculatura, algo más que importante en estos tiempos en la NBA. Kevin llegó a la liga más importante del mundo con sus delgados brazos, y pese a verle desde su primer año machacar el aro como una auténtica bestia, no había ninguna duda que necesitaba ganar masa muscular.

En su primer año ya había demostrado de lo que sería capaz promediando más de 20 puntos por partido con 19 años, algo al alcance tan solo de jugadores fuera de serie como Carmelo Anthony o Lebron James. Era uno de los pilares de ese equipo desde el primer encuentro, que ya tiraban de él para ganar los encuentros con canastas al borde de la bocina, y que en su debut en la NBA anotaría 18 puntos.

Un año después el conjunto de Seattle se trasladaría a Oklahoma para crear los nuevos Oklahoma City Thunders. Un equipo con un claro potencial gracias a la estrella Kevin Durant y su nuevo escudero recién drafteado, Russell Westbrook, un base con enorme desparpajo, mucha clase pero con mucho ego. Y es que sólo hay que ver como Westbrook lanza más tiros a canasta que el mejor jugador de la NBA para darse cuenta de las diferentes personalidades de estos dos jugadores. La paciencia y la tranquilidad de Kevin Durant y el nerviosismo y la aceleración de Russell Westbrook, son un arma de doble filo porque cuando se congenian bien no hay quién les haga frente pero si Russell pierde los nervios puede sacar de quicio al mismísimo Kevin, con el que ya ha tenido sus más y sus menos en algún que otro encuentro, pero siguen siendo una pareja letal que se congenían como hermanos.

La siguiente temporada llegó el guardián, Serge Ibaka, que con su sola presencia asusta e intimida a cualquiera que quiera hacerle frente bajo el aro. Un congoleño nacionalizado español con el clásico carácter africano, sonriente, simpático pero agresivo y valiente en la cancha en la que no se deja pisotear por nadie. Además también cayó del cielo James Harden, un joven barbudo con una clase extraordinaria y que como sexto hombre funcionaba a la perfección en aquel equipo. Los Thunders de Durant, Westbrook, Harden e Ibaka llegaban por primera vez a una primera ronda de los Playoffs, en el que caerían ante unos Lakers que se proclamarían campeones. Pero ya habían sentido la sensación de jugar unos Playoffs y ya no volverían a perdérselos.

En la temporada 2010-11 llegan hasta la final de conferencia en la que caen ante los Dallas de Dirk Nowitzki, que también se proclamarían campeones.

Un año más tarde otro pasito más, llegan a la final de la NBA ante los Miami del ’Big Three’: Lebron James, Chris Bosh y Dwyane Wade. Y pierden la final, pero estos Oklahoma y sobre todo Kevin Durant se convierten en leyenda.

En la 2012-13 y con la baja ya de James Harden que se marcha a Houston Rockets, los Thunders caen en semifinales de conferencia ante los Memphis de Marc Gasol, un siempre complicado adversario.

Pero es esta última temporada donde Kevin Durant da un salto cualitativo más, promediando nada más y nada menos que 32 puntos por partido en temporada regular, un hito al alcance de muy pocos jugadores. Este año tendrá otra oportunidad para llevarse el título que le falta, el anillo con sus Oklahoma City Thunders, un difícil reto porque para ello tendrá que superar a los favoritos San Antonio Spurs o Miami Heat, pero quién sabe si este será el año de Kevin.

Lo que sí tenemos claro es que disfrutaremos de este jugón por muchos años, y que junto a Lebron James nos ofrecerán unos duelos espectaculares, dos jugadores con caracteres completamente diferentes pero sin duda las dos estrellas de la NBA en la actualidad.

http://youtu.be/nznVBVhzhCA

Temas

El deporte es la perfecta excusa para contar impactantes historias que las cámaras no llegan a captar.

Sobre el autor


mayo 2014
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031