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Alfredo Del Castillo

Desde mi banquillo

El estrés del entrenador

Los entrenadores de fútbol escogemos una profesión muy difícil. Debemos contar con exigentes competencias técnicas, tácticas, estratégicas, intuir y leer bien los partidos, hacer cambios acertados y mucho pero mucho liderazgo, además de someternos -semana tras semana- a un nivel de alto estrés. Y si los resultados son negativos, ni les cuento. Esto es algo propio de la profesión que elegimos y a lo que pronto nos acostumbramos. Primero dormimos muy mal o no dormimos, sufrimos continuos cambios de humor diariamente y los pagamos con los más cercanos, aparte de convertir nuestro trabajo en prioridad absoluta en nuestra vida. También es verdad que se gana muy, muy bien y que esto va en el contrato.

Por referencia de muchos años entrenando en equipos amateur este estrés pasa factura a nivel personal y a nivel profesional. Hoy en día el estrés y la presión del resultado se ha generalizado a casi todos los entrenadores y llega ya a los formadores de equipos de la base y en formación, chiquillos y chiquillas jóvenes que empiezan a entrenar a los niños en el deporte que les apasiona y se encuentran con un nivel de exigencia tan grande que muy a menudo los desanima hasta dejar de entrenar. Una pena,  pero por desgracia es así como lo cuento.

En este caso se encuentra hoy nuestro entrenador Jagoba Arrasate. Por un lado debe seguir entrenando a sabiendas que en las charlas y continuas llamadas de teléfono de sus superiores y responsables de la entidad lo animan a seguir trabajando con fuerza para salir de esa mala posición y ganar el partido más cercano el sábado en Anoeta. Por otro lado,  también sabe por parte del club y por los medios de comunicación que están sondeando y buscando entrenador como Moyes, Juande Ramos, Quique Flores, Truchel  o Pepe Mel.

En estos momentos y sabiendo que fútbol es fútbol pienso que la decisión está tomada. No quiero ir de listo pero por lo que leo  tengo mi intuición de lo que puede o va a ocurrir, aunque no se nos puede olvidar una cosa muy importante: y es que antes que entrenador, médico o aparejador somos personas y merecemos un respeto. Y ese respeto se le ha faltado a nuestro entrenador desde la institución queriendo él o no, pero se le ha faltado.
También quisiera comentar que la Real vuelve a las andadas si cesa a Jagoba Arrasate por perder.  Se repetiría la historia porque con distintos consejos de administración se ha perdido entrenadores muy, muy validos y muy potenciales como lo fueron Olabe, Arkonada, Eizmendi, Dadie, Domínguez, Rueda, Kortabarria, Artajo, Morales, Rauleaga.,

Y perdonen si hay más y no los he puesto, pero hay una muy realidad en Zubieta que pasó con todos los que dieron el paso desde la formación al equipo profesional. Una vez que te vas al fútbol profesional y si tienes que ir cesado, ya no hay vuelta atrás. Te tienes que buscar el trabajo que elegimos en otro lado. Así que ojo al dato, como decía, hace mucho tiempo ya, José María García.

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Sobre el autor

Entrenador de fútbol y tinerfeño. Ha pasado por multitud de banquillos guipuzcoanos, entrenando a equipos como el Lagun Onak, Beasain o Real Unión, entre otros, antes de recalar en la Real Sociedad en 2001. En el club txuri urdin estuvo nueve temporadas en varias fuciones, como la de ayudante de Periko Alonso o de Gonzalo Arconada.


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