Un equipo bien situado tanto estáticamente como dinámicamente, es decir, sitio y situación, cierra y abre huecos a su antojo, que es como defender y atacar con éxito. Un equipo torpe en el dominio del espacio, por mucho que acumule jugadores en su área, no acertará a defender y tampoco atacará con acierto por el hecho de amontonar jugadores en zona de ataque. Cuando se habla del escalonamientos de jugadores en el campo se está hablando de una intencionalidad que crea situaciones muy concretas. Se busca el apoyo más conveniente entre los futbolistas del mismo equipo, una mayor seguridad en las acciones tácticas y un relevo más fácil entre las funciones defensivas y ofensivas. Es decir, la palabra mágica es equilibrio. También es verdad que la consecuencia del triunfo llega a partir de esas situaciones que se trabajan en beneficio del equipo y no como fruto de la casualidad o de la tan manida suerte.
Los entrenadores dividimos el terreno de juego en tres zonas que denominamos zona de preparación ofensiva y maxima seguridad defensiva, zona de creacion ofensiva y zona de presión y acoso defensiva y zona de finalización y máxima eficacia ofensiva y de acoso y presión defensiva. O lo que es lo mismo, preparación, creación y finalización. En ellas realizamos los trabajos que queremos que nuestros futbolistas desarrollen y para eso entrenamos con el fin de mejorar nuestras carencias y potenciar nuestras virtudes en diferentes zonas del terreno de juego.
Es tan sencillo como que el terreno de juego está abierto a las posibilidades de todos, al menos en teoría, pero luego se cierra o se abre a los mejores física o técnicamente o a los que dejaron de acosar y presionar en defensa o en ataque. El fútbol es un juego maravilloso en ele que saber mirar es tan importante o más que saber estar en el terreno de juego.
El Eibar de Gaizka Garitano y su equipo de trabajo, que son tan responsables como él del éxito que están consiguendo, al César lo que es del César, cumple con todos estos parámetros de trabajo técnico tácticos y estratégicos. Es un grupo de profesionales con las ideas muy claras y con una plantilla formada para un sistema de juego muy concreto, con jugadores diciplinados, comprometidos, implicados y con unas ganas enormes de agradar y demostrar que no van de farol.
Aquí no hay formulas mágicas ni para unos ni para otros y nadie puede garantizar el resultado favorable al cien por cien. Cada maestrillo tiene su librillo y en ese librito tiene muy bien apuntado Gaizka cuál es el camino a seguir y no se salta ni una sola línea y todos los días repite lo mismo: «trabajo, trabajo y a competir como jabatos en todos los partidos oficiales, bien sean de Liga o de Copa».
También veo un entrenador que en el trato y manejo del grupo es muy bueno y muy exigente primero con él mismo y con sus colaboradores y luego con el futbolista. Es el clásico mister que dice que al jugador hay que quererlo, mimarlo y arrullarlo pero también exigirle. En esa exigencia grupal e individual está el éxito momentáneo en la Liga BBVA de este Eibar que esta asustando a propios y a extraños en toda la geografia del estado futbolístico español y europeo, aunque también es verdad que el éxito de dos ascensos consecutivos no se los puede quitar nadie. La marca Eibar es ahora mismo una copia en muchos equipos de todas las categorías del futbol con unas dosis de envidia sana en todos estos clubes señalados.