Ir a ver un partido a Eibar tiene un sabor especial. Hay que ir muy pronto para aparcar, te tomas un cafécito con leche o un cortado en el punto de encuentro, el Bola Toki. Ahí tienes una charla de chascarrillos fútboleros y saludas a los allí presentes. Desde ese punto vas al campo, que conserva las tradiciones como la rifa o el avisar por megáfonia la perdida de un carnet de socio. Pero este sábado había una novedad: el Eibar presume de tener un video marcador colocado en el fondo detrás de la portería de los antiguos vestuarios. Un lujo para un equipo menor en presupuesto y mayor en comportamiento sobre de un terreno de juego.
Vamos al desarrollo del partido. Luis Enrique pensando en los tres próximos encuentros (Eibar, Champions League y el clásico) dejó fuera del equipo inicial por diversos motivos a Busquets, Alba, Alves, Mathieu, Macherano, Xabi e Iniesta, pero sí coloca sobre el verde su tripleta de delanteros titular: Messi, Luis Suarez y el brasileño Neymar.
Al inicio del juego el Barcelona realiza un primer ataque fulgurante y Rakitic está a punto de marcar. El primer problema que tiene que solucionar el Eibar es que Messi no entiende lo que son los campos difíciles. Es tan bueno y tan honesto que juega igual en Maracaná que en Ipurua. Es un futbolista que está siempre despierto, activo, pensante y observando por dónde puede meter un balón franco de gol a un compañero. El míster local, Garitano, planteó un partido perfecto tácticamente cerrando pasillos interiores con una defensa de cinco hombres, más tres centrocampistas y dos puntas arriba del todo. Con este sistema dejaba algo más desguarnecidas las bandas y eran las vasculaciones de Errasti y Javi Lara -poco activos en labores ofensivas en este encuentro – las que intentaban tapar las subidas de los laterales del Barcelona. Fue un primer acto en el que Messi y Neymar se buscaron mucho y pecaron de entrar casi siempre por el medio y ahí era donde el entrenador local acumuló mayor potencial de jugadores y les fue difícil encontrar ocasiones de gol a los líderes. Pero en una jugada de muchos toques y paredes en terreno reducido llegó un tiro de Messi que pegó en el pie de Errasti y se fue a la mano de Ekiza. Ante el asombro del respetable el colegiado de turno señaló el punto fatídico y subió al marcador el primer gol obra del astro argentino. En definitiva, penalti que se le señala a un equipo menor como lo es en presupuesto y no en comportamiento y en competición. A todas luces y con el reglamento en la mano el penalti es inexistente por la no voluntariedad del central Ekiza al darle el balón en la mano y no la mano al balón que venía desviado de un compañero.
A la vuelta de vestuarios el equipo culé pone una marcha más alta al partido con la intención de finiquitarlo cuanto antes. En otra jugada a pelota parada Rakitic sacar un córner al punto de penalti y tras un arrastre y bloqueo de Pique, Leo Messi – totalmente solo- remata de cabeza y en plancha. Lillo defiende muy mal su palo, hace hucha y se cuela el balón en la portería de Jaime. 0-2 y se complicaba mucho el partido. Luis Enrique leyó muy bien el encuentro y a partir de ese momento metió a Xavi de congelador. El de Terrasa enfrió el partido a su antojo con más control del juego de posesión y menos llegadas. Vamos, que jugaron mucho a lo ancho y los jugadores locales veían como movían el balón sin darle alcance. Reacciona Garitano y mueve ficha cambiando el sistema. Era un plan ya preparado por si iba por debajo en el marcador y pasa a jugar con un sistema más ofensivo (1-4-4-2 ). Su equipo busca la portería defendida por Bravo con la idea de acercarse en el marcador. El Eibar juega con garra, ganas y profesionalidad de no perderle nunca la cara al partido, y a punto estuvo el italiano Piovaccari de marcar el gol del honor, tras un gran control y un tiro de bolea que dio primero en el verde y luego se estrelló en el larguero del portal barcelonista.
El público que subió al viejo Ipurua premió a su equipo con una cerrada ovación por el esfuerzo realizado al final del encuentro. Cantó el pío,pío,pío en honor al punta Piovaccari y despidió con aplausos al equipo catalán y a un gran Messi con el que disfrutaron como enanos viéndolo jugar como los ángeles por primera vez en Ipurua. Eibar, a partir de aquí vienen los partidos de nuestra liga y hay que pelearlos como el del Barcelona. Como dice vuestro entrenador, «con mucho acierto, menos preocupación y más ocupación en preparar bien los encuentros» para conseguir el máximo objetivo: la permanencia en la Liga BBVA. Que así sea. Es mi más ferviente deseo.