Costumbre en mí, hoy bajo a desayunar a la playa de Salinetas, en la costa de Telde. Entre el cortado leche y leche y el medio bocadillo de pata de cochino, la hoja del periódico de deporte me la bebo y muy atento leo que seis futbolistas del equipo amarillo se desplazan a la ciudad condal con el preparador físico de turno para acudir al centro especializado y cualificado Baasys de Biomecánica Aplicada. Estos jugadores son los mediocampistas Hernán, Culio, Vicente Gómez y Jonathan Viera, el punta Araujo y el central Alcaraz . Todos ellos serán sometidos a un test de fuerza y test isocinéticos en uno de los centros más cualificados y reputados de Barcelona. Estas pruebas son para conocer mejor el tren inferior de los jugadores explorados y prevenir lesiones musculares. Este tipo de estudios te dan a conocer mejor las flaquezas y los débitos de los futbolistas. Hasta aquí todo muy estructurado, con mucha profesionalidad y cautela para tener a los jugadores medidos y más que medidos en su estructura corporal.
De un tiempo a esta parte, en este mundo profesional del planeta fútbol están entrando muchos mecanismos físicos y nos estamos olvidando que para competir en este juego antes del pitido inicial del juez único hay un balón y veinte y dos futbolistas. Estos con sus acciones, evoluciones, combinaciones, desmarques, pases, centros, tiros, remates de pie y cabeza, unos con muchos toques y otros con pocos toques y a la contra tienen el mismo objetivo en su cabeza, que no es otro que colar el balón en un espacio de 7,32 x 2,44, es decir, la portería rival. Así se consigue la salsa del fútbol, que no es otra que el gol.
Este fútbol se nos va de la mano de la tesorería de cualquier equipo. Vamos por partes: un director deportivo, un secretario técnico, cuatro ojeadores, informador de partidos viajando a ver al rival contra el que jugarás en quince días, técnico de Amisco, míster, dos ayudantes, entrenador de porteros, traductor, preparador físico, preparador físico de fuerza especifica, recuperador de lesionados, cargo de cortes de video que los puede hacer el del Amisco, médicos, físicos, podólogos, encargados de material… son los hombres de confianza en lo deportivo del Presidente y del Consejo. Y todo esto a sueldo y viajes pagados.
Yo no seré el primero en decir que esta estructura está bien o mal; esté muy engordada por compromisos del consejo o porque verdaderamente hacen falta y no hay cromos repetidos desarrollando las mismas funciones. Pero sí tengo la sensación de que estamos perdiendo la verdadera esencia del fútbol, es decir, futbolistas y un balón de reglamento en un campo de 72 x 106 metros donde ves un buen control, un fantástico cambio de orientación al pie del compañero, un genial regate con desborde en estático o en velocidad y un impresionante tiro a gol de veinte y cinco metros que da en el poste y entra, con unas dosis de pillería, de picardía, de listeza, de factor sorpresa, de genialidad, de pasión y fidelidad a unos colores .
Entiendo que hay que recuperar de forma urgente el modelo de juego, el espectáculo de un buen disparo a gol, la combinación con paredes y tiros a la portería rival, la intensidad en el juego rápido dinámico, que corra más el balón que los futbolistas. Así que desde el fútbol de base o formativo hasta el fútbol de elite hay que fomentar todos estos conceptos y acciones. Seguro que llenaremos más campos. Y los otros centros serán de refuerzo para ser mejores técnicamente y tácticamente.
Este es el fútbol de toda la vida un balón y veinte y dos jugadores, el que no queremos perder los entrenadores más veteranos, a los que ahora nos llaman desfasados y antiguos y muy poco puestos en ese mundo de la informática y las maquinas.