Estamos en una liga tan competitiva que cuando suena la palabra ‘final’ todos espabilamos y nos ponemos en alerta. Cada partido que jugamos es una final para todos los equipo de esta Liga BBVA, también para los que de momento ocupan los puestos cabeceros. Cuando se enfrentan entre sí suena con un eco atronador: «Esto es una final». Aquí nadie, pero nadie con distintos objetivos por presupuesto y por plantilla, se puede dormir en los laureles, ya que perfectamente te pinta la cara el de menor potencial. Nuestro fútbol es inmensamente competitivo y cada encuentro es una final aunque sea por objetivos muy diferentes según los equipos que la disputen. Los entrenadores, según los puntos sumados y puesto en la clasificación que ocupe nuestro equipo, solemos decir eso de que «este encuentro es una final». Lo hacemos con la idea de subir la motivación y elevar la autoestima del futbolista y la tensión del equipo para ese duelo. Buscamos salir muy mentalizados y enchufados en las tareas técnico, tácticas y físicas que requiere un partido de ese calado.
Moyes eligió ante los del Cholo Simeone una alineación con la idea de ser fuertes en la zona ancha del campo. Para ello alineó a Markel e Illarra delante de los centrales, con una línea de tres con Vela, Zurutuza – que jugó a pierna cambiada- y Canales por el eje central. Arriba del todo, Agirretxe. Lo de atrás era de cajón, con la novedad de Zaldua por el canterano Elustondo. En portería se mantuvo el titularisimo para el míster: Rulli. Hasta aquí todo como él tenía planificado. Pero después de unos minutos de tanteo y sin tiempo a situarse bien en el verde, un jugador estelar, fantástico, extraordinario y añorado por nosotros como es Antoine Griezmann -que alguno con poco tacto comentó que era mucha prensa- en una galopada dejó clavados al medio centro y a los dos centrales para plantarse delante del arquero argentino. Coronó la jugada con una sutil vaselina que acabó en un gol de enseñar en cualquier escuelita de fútbol. Amigos, finalización de divo, de maestro con un talento y una técnica brutal. Sin más, un jugador fantástico y buque insignia del equipo colchonero. Se lo ha ganado. Es fantástico. Se le ponía el partido al Cholo donde él quería: minuto nueve y 0-1. A partir de entonces, más repliegue y después de pérdida o robo contraataque con hombres veloces por el costado derecho y arriba del tod. En la retaguardia una defensa rocosa, sólida, expeditiva e infranqueable jugando al límite de la ley o fuera de ella, con muchas faltas y continuos parones en el juego, es decir, no dejar jugar al equipo adversario.
En el segundo acto, el equipo madrileño reculó ocho metros sin rubor y sin complejos de equipo reservon y defensivo a ultranza, es decir, se atrincheró casi al borde de su propia área con disciplina táctica defensiva y levantando dos líneas de cuatro defendiendo en su propio campo como equipo menor.
Moyes movió ficha y sacó a Bruma por Canales, pasando Zuru al medio y el guineano-portugués a pie cambiado por banda izquierda. Más de lo mism. Todos en embudo se topan con el muro de hormigón armado del cuadro mágico que forman Godín, Jiménez, Thiago y Gabi, que defendían a placer los pasillos interiores. Los otros dos cambios -muy tardíos- fueron Jonathas y Pardo, que se vieron metidos en los líos de las dos expulsiones. ¡Qué desastre! Cuando pasa esto, a río revuelto… una contra que inicia Torres y termina el belga Carrasco deja el encuentro finiquitado y resuelto para el cuadro visitante.
Míster, con todo mi respeto, tengo la ventaja de escribir después de, pero en mi opinión ante equipos como el del Cholo hay que hacer el campo grande a lo ancho y estirar las dos líneas de cuatro con dos extremos pegados a banda y que jueguen a pie natural. Si los dos puntas Jonathas y Agirretxe se la juegan a capela con Godín y Jiménez, el rival recula y se atrinchera y te deja dominar para matarte a la contra como al final sucedió. también con dos médios centros – uno defensivo y otro más organizador- y canalizadores el que sacó el balón delante de los centrales era Markel y no Illarra, que lo tuvimos todo el partido muy lejos del área rival y Simeone contento.
Ahora, la Real más cara de la historia en plantilla y en dirección técnica, es decir, en entrenador entra en zona delicada y en una crisis de resultados como local muy pero que muy preocupante . En cuanto a goles, los aficionados realistas en los cuatro partidos jugados en Anoeta solo han cantado con júbilo dos tantos y fue para ver perder a su equipo. Así que de momento la temporada ilusionante con la firma de Rulli, Reyes, Bruma, Jonathas y el fichaje estrella Illarra nos está dando más disgustos que alegrías. Hay que darle la vuelta pronto a todo esto por el bien de la Real.
No quiero despedirme sin enviar mi más sentido pésame a la familia del gran entrenador Howard Kendall, que desde donde esté seguirá viendo fútbol.